Capitulo 59

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Mónica: Auxilio!!!
Todo ante mis ojos era gris, sentía como si los árboles se movieran al rededor de mi, un frío inmenso recorría mi espalda hasta mi nuca, mis pies ya no podían, mis piernas se doblaban, solo sentía un líquido caliente bajar por mis piernas, las horribles punzadas que provenían de mi cadera y mi vientre, el dolor se hacía cada vez más fuerte, pero mis gritos a pesar de lo fuerte que los daba no era suficiente para que alguien me escuchara, ya que por las condiciones de la carretera parecía que estaba a las afueras de la ciudad.

Las lagrimas de terror invadían todo mi rostro, no tarde mucho tiempo en caer al piso, mis huesos eran demasiado débiles por la desnutrición que presentaba, sentía que moriría, ya que un cansancio entró en mi, y sentía qué hay terminaría todo.. moría con cada suspiro débil que mi cuerpo alcanzaba a dar, pero... fui ahí, cuando dando mis últimos suspiros, abrí mis ojos y alcancé a ver el mar.. era imposible ya que lo único que me rodeaban eran árboles, pensaba que ya había muerto y ese era el inicio de mi jornada para la otra vida, pero no era eso, a lo lejos vi a la única persona que para ese momento me servía como gran consuelo.

Mónica: Papá....

Papá: pequeña - se inca a mi lado y sostiene mi rostro-

Mónica: vienes por mí cierto

Papá: de que hablas hija

Mónica: vienes a llevarme contigo

Papá: sabes cuánto deseo eso, pero aunque lo quiere con todas mis fuerzas, la decisión es tuya, estás débil lose, pero aún no es tu turno

Mónica: ya no tiene caso... lo perdí todo

Papá: puedes remediarlo, nunca es tarde hija

Mónica: quiero irme contigo

Papá: pues en vámonos preciosa (extendió su mano y me levanto) lista para tu nueva vida

Mónica: Claro que lo estoy

Caminamos tomados de la mano, su rostro reflejaba felicidad, parecía como si fuera la primera vez que me veía en mucho tiempo, me miraba y sonreía, y eso hacía que yo más me emocionara por reunirme con ellos.

Mientras más rápido caminábamos, más cerca podía ver el mar, las olas se levantaban tan tranquilamente, podía ver árboles con flores de color rosa, el pasto verde, el cielo se reflejaba en el mar, y eso lo hacía tornarse más azul, y justo ahí, con una enorme sonrisa en su cara se encontraba mi madre, ya había olvidado lo hermosa que era,  sus brazos se extendieron a lo que yo me impulsé con todas mis fuerzas hacía a ella, y cuando me abrazo un calor tan profundo me invadió, me sentía como un niño regresando de su primer día de escuela yendo a los brazos de su madre quien lo esperaba parada en la puerta de la escuela, era una sensación tan hermosa.

Mamá: hija mía

Mónica: Mami ( mis nariz nunca la soltaron, y las lagrimas de alergia de repente me invadieron )

Mamá: ya estás aquí, sabes cuánto soñé por este momento, estar los tres al fin juntos en el cielo

Papá: por fin se cumplió ( sentía su mano acariciar mi cabello detrás de mi)

Mónica: no saben cuánto me alegra estar aquí con ustedes

Papá: hay tantas cosas que quiero hacer con ustedes dos

Mónica: pues hagámoslas, por fin soy libre, que hacemos primero (me aleje y miraba todo) vamos al mar, oh jugamos a las escondidas como cuando era una niña oh....

En ese momento un dolor horrible me invadió en mi gran felicidad eh hizo que mis rodillas tocaran el suelo, el dolor provenía de mi vientre, la cabeza me daba vueltas, y entre mareos solo lograba ver a mi padre de rodillas a un costado de mi.

Si No DespiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora