Enseñando A Sentir (Segunda Edición)

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Una delgada figura caminaba por un pasillo mientras una fuerte lluvia se escuchaba al fondo, se dirigía a unas escaleras que salían del techo.

Se acercó a un paso lento, cómo si tuviera miedo de encontrar algo al subir.

-tengo que decirte algo- pudo escuchar al final de las escaleras

-¿Qué pasa Luis?- respondió otra voz con evidente preocupación en su voz

-es sobre Vid, ella... está enferma-

Se pudo escuchar cómo una hoja de papel era desdoblada mientras aquella figura delgada seguía subiendo lentamente.

-no- expresó la voz femenina, al mismo tiempo aquella horrible lluvia paró totalmente al igual que la figura que subía las escaleras.

-lo siento- dijo el hombre

-Dios, por favor no- dijo la chica al borde de las lágrimas -¡NO!-

...

...

Sylvie se sentó rápidamente en su cama mientras jadeaba y colocaba una mano en su pecho para sentir cómo su corazón latia rápidamente.

El sudor que recorría su rostro demostraba que su sueño no había sido agradable.

-otra pesadilla- dijo en voz baja mientras su corazón volvía a la frecuencia normal

Se movió al borde de la cama, ella sabía que no podría volver a dormir después de eso.

Había pasado poco más de una semana desde ese día donde le contaron a Nephy sobre la enfermedad de Vid y no sería exageración decir que todos los días sufrió de pesadillas similares.

Sumando el hecho de que Sylvie no había escuchado nada sobre ella en esa semana, bueno, tenía razones para tener esas pesadillas.

Sylvie se levantó de su cama, pudo ver que el reloj marcaba las siete en punto de la mañana, era la hora a la que ella solía despertar así que se dirigió a una pequeña cajonera al otro lado del cuarto y tomó un vestido azul con volantes, no tenía mangas y aunque no le causara especial gusto mostrar sus brazos le había tomado cariño a este, aunque el clima frío de los últimos días no le ayudaba mucho.

Después de tomar el vestido y un juego de ropa interior se dirigió al baño para asearse.

...

Después de tomar un baño se veía mucho más renovada, la expresión de preocupación desapareció de su rostro y parecía tener más energía.

Al salir del baño pudo ver que un reloj marcaba las siete con quince minutos, aún faltaba tiempo que Luis se despertara, lo solía hacer a las 8 y las niñas un poco después.

Sylvie bajó con un poco de animo las escaleras.

"Podría aprovechar para limpiar un poco y luego hacer un buen desayuno para todos"

Aunque al ver que la luz del comedor estaba encendida ella se confundió, recordaba que la apagó ayer antes de subir, o tal vez su memoria le jugó una mala pasada.

Sylvie se asomó al comedor, solo para ver al doctor sentado en una de las sillas del comedor, con una taza de café humeante.

-¿amo?-

Preguntó la chica.

El doctor se sorprendió un poco al escuchar su voz.

-oh, hola Sylvie, buenos días-

-buenos días amo, ¿que hace despierto a esta hora?- preguntó acercándose a el

-nada, solo tuve una pesadilla, intenté dormir de nuevo pero no pude, así que mejor decidí comenzar el día con una buena taza de café- dijo el doctor sonriendo