capítulo 15

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Aiko salió de la sala siguiendo a su compañera, pasó en medio de Nephy y Sylvie mientras sentía como la miraban con molestia y sorpresa.

Cuando las chicas llegaron a la puerta intentaron abrir, pero estaba cerrada.

-lo siento dejen que les abra- dijo Sylvie saliendo de la sala

Aiko comenzó a bajar las escaleras, pero se detuvo al escuchar a Ageha hablar.

-sabes, si estuviera en tú lugar cuidaria mejor a ese doctor- dijo con malicia en su voz

-¿eh?- Sylvie no esperaba eso

-si, quiero decir, por como lo vi hoy, el se veía bastante felíz tratándome, cuándo tomaba su mano podía sentir su emoción-

-vámonos- dijo Aiko tratando de evitar un conflicto mayor, a pesar de los sentimientos nuevos que tenía ella sabía que no era el mejor momento para eso

-no quisiera que el doctor te cambié por mi, aunque a decir verdad, soy mucho mejor qué tú, tal vez el doctor necesite a una mujer de verdad, solo necesita que la idea pase por su cabezay yo me aseguraré de eso-

Este último comentario había dejado sin palabras a Aiko, ella era malvada, pero nunca había escuchado unas palabras que intentaran hacer tanto daño a alguien.

Sylvie tenía la cabeza baja, sin decir alguna palabra y Ageha tenía una gran sonrisa en su rostro.

O la tuvo por un tiempo.

Antes de que alguna de las chicas pudiera reaccionar Sylvie le dio una fuerte cachetada a Ageha.

-no vuelvas a hablar así de amo- el enojo en su voz era muy obvio -y que no se te ocurra volver a esta casa- dijo Sylvie azotando la puerta en el rostro de la chica.

Ella tenía una de sus manos en la zona donde Sylvie la había golpeado y parecía que su nariz estaba sangrando.

Ella volteó y comenzó a bajar los escalones, tenía una expresión de enojo muy notoria.

-hey, ¿estás bien?- preguntó Aiko siguiendo a su compañera

-si, solo, no digas nada-

Aiko trató de no soltar una pequeña risa.

-bueno, es algo complicado ya que he visto que tu veneno es capaz de inmovilizar a las personas en segundos, y una niña con cicatrices te acaba de- dijo Aiko a punto de reír

-no digas ni una palabra más- Ageha interrumpió a Aiko

Ella decidió no decir nada más al ver el estado de su compañera y siguieron caminando.

Después de varias cuadras llegaron a una pequeña casa, parecía estar abandonada debido a las ventanas rotas, vegetación creciendo en algunas zonas y algunos graffitis en la fachada.

Aún así ellas entraron por la puerta principal cómo si nada.

La casa no tenía muebles y por dentro tenía un aspecto igual de deprimente que por fuera.

En el suelo habían dos maletas cerradas y unas colchonetas en el piso donde Aiko se tiró.

-aaaaah hogar dulce hogar, aunque pudiste haber buscado un lugar más bonito- dijo Aiko con algo de burla en su voz

Su compañera no respondió y de su mochila sacó una caja azul de la cual tomó una bola de algodón, la colocó sobre su nariz aunque parecía que el pequeño sangrado no paraba.

Ninguna de las chicas dijo una palabra más, hasta que Aiko se levantó.

-deja que te ayude- dijo extendiendo una mano hacía Ageha

Enseñando A Sentir (Segunda Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora