24 - Larga noche de consuelo

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Una delgada chica, la cuál vestía con un excéntrico vestido azul con mangas largas y blancas haciendo que las cicatrices de su rostro y su mano izquierda resaltaran, se encontraba frente a tres niñas, las cuáles resaltaban bastante debido a sus notables discapacidades físicas, mientras sostenia un libro de gran tamaño.

-archi, archip, archipielga, rayos, ¿Cómo se pronuncia esto amo?- preguntó Sylvie en voz alta

A su llamado un hombre entró a la habitación. Vestía con una camisa blanca fajada por dentro de su pantalón el cuál era negro y un cinturón del mismo color se encontraba en su cintura.

-déjame ver- dijo Luis acercándose a Sylvie

Sylvie señaló con su dedo la palabra que no lograba leer

-oh, es archipiélago, es el nombre que se le dan a un conjunto de islas que están cerca entre sí- dijo Luis para después revolver el cabello de Sylvie, a lo cuál ella sonrió felizmente

-¿puedes leer otro libro mamá?- preguntó una chica que parecían no tener brazos

-sí, ese no es muy entretenido- respondió una chica que parecía tener una extrañas prótesis en lugar de piernas con una mirada aburrida

-bueno, es el libro que Retina quería que leyera chicas, ¿que tal si ella quiera seguir con este?- preguntó Sylvie

-emm, de hecho mamá, creo que fue mala idea dejar que yo escogiera el libro- respondió aquella chica que no podía abrir los ojos con una sonrisa nerviosa

-vaya, ¿qué libro es?- preguntó Luis al ver las reacciones de las chicas

-veamos- dijo Sylvie pasando a la portada del libro -aquí dice "diccionario geográfico tercera edición"-

Luis apenas y pudo contener su risa al escuchar eso, sin duda alguna imaginar que Retina te diera a leer un diccionario debería ser algo gracioso.

-lo siento chicas- dijo el doctor después de unos segundos soportando la risa -este libro se utiliza para aprender el significado de las palabras, no es un libro especialmente divertido-

Sylvie y las niñas comenzaron a reír ante esa situación tan extraña.

Luis también sonrió, el día había sido muy bueno o tal vez sentía eso debido a su reciente avance con su relación con su pareja, fuera por el motivo que fuera, parecía que era uno de esos días donde todo es alegre y nada del mundo lo puede empeorar.

El reloj de la pared marcó las cinco en punto y Luis lo notó, el sonrió un poco, el sabía que ahora no faltaba mucho tiempo que Nephy llegara a casa.

Y así fue, cuándo el reloj marcó las cinco con dos minutos se comenzó a escuchar cómo una persona golpeaba la puerta principal de manera errática.

El se apresuró y fue a abrir la puerta.

Ahí se encontraba Nephy, vistiendo cómo siempre su uniforme de trabajo, se veía algo agitada.

-lo siento, llegué un poco tarde- dijo mientras recuperaba el aliento

Eso era algo muy normal en ella, siempre le gustaba ser puntual.

-sabes Nephy, te pedí que llegaras a las cinco pero no había problema si llegabas algo tarde-

Ella solo sonrió.

-bueno ya estoy aquí. Zen se fue antes hoy así que no hay problema- dijo entrando a la casa

Nephy se dirigió directamente hacia la sala donde estaban las chicas y se pudo escuchar cómo las saludaba con emoción.

Enseñando A Sentir (Segunda Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora