"Cariño, te arruinaré si me dejas quedarme."
Eleanor Snape ama a Ron Weasley,
es su mayor secreto.
Pero con los ojos de todos en ellos
es inevitable que se cometan errores.
Probablemente ella no le estaba haciendo mucho bien
de todos modos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nos sentamos en el suelo en silencio por un minuto, ambos llorando tan silenciosamente como pudimos. Cuando los mortífagos finalmente dejaron la torre, me paré y sentí las manos de Harry inmediatamente agarrar mis hombros.
—¡¿Sabías que tu padre y Draco eran unos malditos mortífagos ?!— Gritó entre lágrimas. Me quedé mirando con los ojos muy abiertos por un minuto, demasiado asustada para darle una respuesta.
Toda la escena estaba todavía fresca en mi mente, y no podía sacarme de la cabeza lo que me dijo mi padre.
—toma buenas decisiones.
Como si fuera yo quien necesitara el recordatorio.
—¡Eleanor yo!— Harry gritó de nuevo.— ¡Pensé que tomaría la decisión correcta!— Le disparé, tratando de ocultar mis propias lágrimas.
—Lo sabía, sí, pero en el fondo pensé que eventualmente haría lo correcto, al menos para mí. No pensé que fuera un asesino.— Susurré.
En lugar de responder, el rostro de Harry se suavizó mientras me miraba a la cara.
Sin previo aviso, rápidamente se inclinó y me besó, desesperadamente, como si fuera el último momento de su vida.
No me atreví a devolverle el beso, así que se apartó lentamente.
—Lo siento.— se disculpó, frotando sus manos arriba y abajo de mis brazos.
—No es que no piense muy bien de ti, es solo que amo a Ron. Incluso si se ha ido, incluso si no es mío, sigo siendo suya, y todavía estoy en amorada de él.— le respondí.
—No te preocupes Elle, lo sé. Honestamente, no creo que me sienta de esa manera sobre ti. Por un tiempo, se me ocurrió la idea, pero besarte ahora se sentía como besar a una hermana. Simplemente no te quería pensar que te odiaba por esto, y fue el primer lugar al que fue mi mente. La maldición de ser un adolescente, supongo.
Me reí y jalé de él para darle un abrazo.
—No puede salirse con la suya.— le susurré al oído después de un momento de silencio cayó entre nosotros.
Harry se apartó de mi abrazo y levantó su varita.
—Créeme, no lo hará.
Me tomó de la mano y me arrastró fuera de la torre. Seguimos a los mortífagos hasta la casa de Hagrid, y me preparé para la peor confrontación de mi vida.
