"Cariño, te arruinaré si me dejas quedarme."
Eleanor Snape ama a Ron Weasley,
es su mayor secreto.
Pero con los ojos de todos en ellos
es inevitable que se cometan errores.
Probablemente ella no le estaba haciendo mucho bien
de todos modos.
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—¿Le dijiste a Malfoy QUÉ?— Faye prácticamente gritó cuando entramos a nuestra clase de pociones, ganando una mirada de los estudiantes de los alrededores.
—Cállate, ¿quieres? Ya es bastante malo, no es necesario que vayas a gritar a toda la escuela.— la empujé al aula y miré para ver si alguien seguía mirando.
—Bueno, realmente has apostado tu suerte esta vez.— dijo, llevándola a su asiento habitual al lado de Luna.
—Deja de recordarme.— tomé el mío, que estaba al otro lado del pasillo de ella.
—Hey Elle.— dijo Harry, deslizándose a mi lado.
—¿Qué estás haciendo? Ese es el asiento de Ron.— señalé.
—Sí, bueno, Ron ha decidido sentarse con su novia hoy.— Harry señaló con la cabeza hacia la parte de atrás de la clase, donde Hermione y Ron se sentaron.
—Oh.— suspiré.
—Correcto.
—No te pongas tan triste Eleanor, solo está haciendo lo que le dijiste.— Señaló Faye.
Asentí con la cabeza y dirigí mi atención al frente de la clase cuando el profesor Slughorn, un profesor nuevo pero también viejo, entraba lentamente.
—Buenos días estudiantes, por favor reuníos.— Su voz alegre resonó sobre todos los demás.
Todos nos pusimos de pie y lo rodeamos en el frente de la habitación.
—He preparado algunos brebajes esta mañana, ¿alguna idea de lo que podrían ser?— Preguntó, señalando los calderos frente a nosotros.
La mano de Hermione fue la primera en volar.
—¿Sí, Sra. Granger?— Slughorn se movió para que ella pudiera dar un paso adelante.
—Ese es Veritaserum. Es un suero que dice la verdad, y ese es una poción multijugos, es terriblemente complicado de hacer.— Hermione señaló las dos ollas diferentes.
Antes de que pudiera continuar, yo misma di un paso.
—Y esta es Amortentia, la poción de amor más poderosa del mundo. Se rumorea que huele diferente a cada persona según lo que les atrae.— Me incliné más cerca del humo rojizo y cerré los ojos.
—Por ejemplo, huelo pasto recién cortado, pergamino nuevo y pasta de dientes de menta verde.— dije con confianza.
Ron me sonrió desde el otro lado de la habitación y yo sonreí.
Era difícil no estar cerca de él, y todo lo que quería en ese mismo momento era oler su esencia de verdad.
Detrás de él, Draco me miraba con el ceño fruncido.
Hicimos contacto visual por un momento y él rodó el suyo mientras Slughorn continuaba con la lección.— Señor, ¿no nos ha dicho qué hay en ese?— Otro estudiante dijo causando que Slughorn recoja un pequeño vil.
