Y el miedo

266 28 6
                                    


Cerró los ojos, inspiró profundamente y espiró con lentitud.

-Te he hecho una pregunta...- y todo su cuerpo fue zarandeado al instante.

Ahí estaba: atrapada, tal y como temía.

Había intentado pelear con todas sus fuerzas, con sus destrezas también, pero en aquel justo momento, la batalla que creía ganada había sido perdida.

Lo sabía en realidad.

Sabía que estaría en manos aquellos hombres desde el mismo segundo en el que se dio cuenta de que había más de los que parecían.

Lo supo y por eso se separó del resto, para poder distraerlos, para dejarle a Lydia, Dianne, Bertie, Marco y Cole el camino libre, para que pudieran volver a casa sanos y salvos, al igual que Connie y Virgil.

Lo sabía, aunque eso no evitó que en aquel momento, mientras un hombre la sujetaba y otro se acercaba furibundo hacia ella, el miedo la invadiera por completo.

-Perra de mierda- le escupió el que acababa de ver como una de sus flechas se clavaba en el pecho de su compañero.

Y ella notó su saliva impactando contra su mejilla con violencia.

-Soltadme- susurró.

-¿Qué?-.

-Llevaos mis armas y la bolsa... dentro hay algo de comida...-.

-¿Comida?- la interrumpió.

-Sí- no tardó ni un solo segundo en responderle, -podéis llevároslo todo-.

-¿Ese es el precio de tu vida? Unas cuantas armas y "algo de comida"- entrecerró los ojos y se acercó un poco más a ella.

-No tengo nada más-.

-Vuelve a pedirlo- pronunció junto a su oído el que la mantenía agarrada.

-Soltadme, por favor- no le costó repetírselo.

-Así no... de rodillas- la empujó hacia el suelo.

-Por favor- sabía que no iba a servir de nada, que acababa de volver a perder, pero aún así lo hizo. -Por favor- suplicó y rompió la voz sin llegar a tener claro si lo había hecho voluntaria o involuntariamente. -Soltadme- repitió llena de miedo.

Miedo.

Miedo.

Lo sentía bombeando en su pecho con la misma velocidad con la que las ruedas de la moto giraban sobre el suelo.

Miedo.

Miedo.

-¿Sabes? Podríamos soltarte, sí- pensó en voz alta el hombre, -pero... mira tú por donde... eso significaría dejarte seguir con vida y tú, tú pedazo de zorra, acabas de cargarte a nuestro amigo- y apretó un poco más su agarre, casi clavándole las uñas.

-Yo solo quería defenderme- argumentó.

-¿Y de Ryan? ¿Y de Joss?- si hubiera podido le hubiera atravesado la carne con los dedos de tanta rabia como tenía dentro.

-¿Quienes?- no entendió.

-Los demás a los que les has disparado- intervino el otro.

-Por favor...- volvió a decirles, -llevo mucho tiempo sola en el bosque, solo... solo estaba asustada...- se forzó el llanto. -Yo... lo siento mucho... dejad que me vaya y... no volveréis a verme nunca más- lo intentó otra vez.

YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora