Capítulo 1

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La mansión del alcalde Sood Yatch era una construcción estilo barroco que parecía más una viviendacampestre que una casa típica de ciudad, con un amplio jardín y una fuenteen la entrada que había sido el orgullo de la antigua señora Permpoonsavat. 

Lahilera de autos de lujo campeaba a la entrada para dejar a la flor y nata de lasociedad de Tailandia en la opulenta fiesta.

Mew dejo las llaves del Bugatti en manos del valet con una mirada que decíaque pagaría con su vida si algo le pasaba a su juguete. 

El salón de baile estaba decorado para laocasión, todo elegante y de buen gusto; sin duda alguna, la mano de lanueva esposa del alfa estaba en ello.

Un mesero le ofreció una copa de champaña mientras buscaba a sus padres con la mirada. Los localizo a un costado del salón, junto con elanfitrión y su bella omega. 

Camino hacia ellos. La mirada de Samantha Coates seposó en Mew mucho antes de que los padres del alfa lo notaran, le dio una sonrisaladeada con una promesa en mente. La follaría mientras su amado esposorecitaba el discurso de campaña para la reelección.

—Damas... —Le dio un beso a su madre en la mejilla y luego tomo lamano de Sammy y dejo en ella un casto beso que erizó la piel de la omega. 

—Por fin llegas, hijo, pensé que no vendrías esta noche —dijo su padreal notar su presencia. 

—Tenía asuntos que atender, pero no podría no acompañar a nuestroquerido amigo en esta importante noche. 

—¿Lograste concretar ese negocio? —insistió su padre. 

—Sí... 

—¿Cantó? —preguntó su padre 

—Cómo un pajarito. Todos hablansi se les presionan los botones adecuados.

A Mew no le temblaba el pulso para nada, una sola mirada y muchosya estaban meándose en los pantalones. A pesar de su juventud, se habíaganado con creces ser el líder de la Sacra Familia. 

—¿Qué lograste sonsacarle, Mew? 

—Ubicaciones, próximos cargamentos y lo más jugoso... Nuestro amigo Yang tiene un omega.

—¿Estás seguro? —pregunto su padre desconfiado. 

—Sí, Wei no pudo con la presión, no había empezado y ya estabasuplicando por su patética existencia.

Mew sacó un teléfono celular que no era suyo, buscó entre susaplicaciones y se lo tendió a su padre.  

Un joven omega tocaba el violín ante un grupo de asistentes.Era hermoso; él omega más hermoso que Mew haya visto.  La calidad delvideo impedía ver sus ojos, pero  a Mew le gusto la boca delabios voluptuosos y el tono de su piel pálida. Tocaba con seguridad yentrega, su experiencia musical le señaló que era un virtuoso delinstrumento.

—Se llama Kanawut y es estudiante del Instituto de Música de China. —El rostro de Mew dibujó una mueca escalofriante—. Es la conquista de Yang y lleva una vida fuera de las actividades delictivasde nuestro amigo. Podríamos sacar provecho del omega y quitarnos a losmalditos chinos de encima, por lo menos por un tiempo —refuto.

—No torturamos omegas, no hay honor en eso —sentenció su progenitor. 

—Lo sé. Pero podríamos presionar los botones correctos con tal deobtener lo que queremos. 

 —Quiero ver hasta dónde nos lleva esto. Hazlo, Mew, y asegúratede que dejen el cuerpo del chino a la vista, para que el capo y elconsigliere sepan que no estamos jugando.

Amor Honor y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora