Capítulo 9

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La noche empezaba a caer y Gulf aún estaba sentado en el césped entre algunos árboles del parque, donde se detuvo a descansar y recuperar sus pies doloridos.

El lugar estaba bastante escondido y allí se sentía relativamente a salvo, pero ya comenzaba a hacer frío y sabía que tendría que ponerse en marcha. El problema era que no sabía qué camino tomar; era la primera vez que realmente se sentía vulnerable, sin dinero, sin celular, ni siquiera unos malditos zapatos que cubrieran sus pies lastimados y, para colmo, estaba en territorio enemigo. ¿Quién podría ayudarlo? ¿Cómo diablos iba a salir de ahí?

Era consciente de que necesitaba la ayuda de alguien, pues en las condiciones en las que se encontraba no llegaría lejos. Entonces se le ocurrió que podría caminar hasta la casa de Dan, que por lo que sabía vivía en ese distrito.

Se levantó, dispuesto a iniciar la travesía, pero sentía agujas pinchándole los pies. Volvió a sentarse, ¿Cómo diablos iba a hacer para caminar?

Observó las heridas en las plantas, las cortadas y rasguños, así sería difícil desplazarse, necesitaba un par de zapatos urgente. Había varios negocios al otro lado del parque, y su omega suplicó que fuera con ellos y pidiera ayuda, pero estaba seguro de que todos estaban bajo la protección de la Sacra Familia y, para ese momento, Mew Suppasit ya habría alertado a todo el mundo, sus hombres estarían buscándolo y cada minuto que transcurriera en ese territorio lo exponía a que él lo encontrará.

Necesitaba llegar hasta la casa de Dan o a la parroquia... ¡Claro! A lo mejor en la parroquia de ese distrito podría encontrar algún tipo de ayuda.

Salió del parque muy lentamente porque el dolor de los pies era insoportable, le pregunto a un hombre que pasaba dónde quedaba la iglesia más cercana y él le dio las indicaciones. Era en el otro extremo, no podía creer en su mala suerte.

Volvió a atravesar el parque, cada paso era un suplicio. Ya era noche cerrada cuando una patrulla de policía pasó por su lado y se detuvo a un metro de distancia. Se asusto, en china la policía era manejada por Yang Yang, no le extrañaría que la de esa zona respondiera a los Suppasit.

Un uniformado se bajó del auto y caminó hasta el omega, no hubiera tenido sentido correr, en sus condiciones lo hubiera alcanzado con mucha facilidad.

—Buenas noches, joven, ¿se encuentra perdido?

Llevo un mechón de mi cabello detrás de la oreja, intentando no parecer nervioso. 

—Buenas noches, agente, no, no estoy perdido, me han asaltado, y mire, se han llevado hasta mis zapatos.

El hombre que por su olor Gulf supo que era un alfa lo miró de arriba abajo.

—Si gusta puedo llevarlo a la comisaría más cercana a poner la denuncia o dejarlo en su lugar de residencia. Lo digo por si quiere cambiarse y buscar unos zapatos.

El agente, de apellido Panich según su gafete, le pareció un hombre amable.

A lo mejor estaba equivocado, pero ese alfa no parecía saber quién era Gulf.

—La comisaría está bien, deseo salir lo más pronto posible de esto y llamar a alguien que vaya por mí.

—Vamos.

Lo condujo hasta la patrulla donde se encontraba otro agente tras el volante, le sostuvo la puerta y una vez adentro le pasó una manta, gesto que agradeció.

Mientras atravesaban el tráfico, pensó que estaba a un solo paso de lo que tanto anhelaba. Una vez llegaron al edificio de la comisaría, lo condujeron hasta una oficina.

Amor Honor y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora