Capítulo 18

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El tono y el significado de sus palabras cayeron sobre Gulf como un balde de agua helada. El corazón se le subió a la garganta y los latidos surcaron sus sienes. ¿Qué diablos? Lo único que se le ocurría pensar era que Mew se había vuelto loco.

—Mew...

El estado en el que estaba era lamentable, Gulf nunca lo había visto así. Tenía los ojos rojos como si hubiera llorado muchísimo y el cabello despeinado, pero lo que más impactó al omega fue la mirada de tristeza y desolación que le lanzó.

—El tiempo va a empezar a correr, Gulf, en... —miró su reloj— un minuto exactamente.

El omega miró su pijama, no podía salir así, sin pensarlo dos veces corrió hasta la habitación. Mew le regaló una mirada burlona, si era una de sus jodidas bromas, lo mataría.

Gulf se cambió por unos jeans, una camiseta de manga larga y se puso un par de tenis, pero a medida que se deslizaban los segundos, el pecho se le encogía impidiéndole respirar. ¿Era libre? Cuando salió a la sala, Mew estaba con la cabeza gacha sentado en el sofá.

—Has perdido treinta segundos —dijo levantándose enseguida y observando de arriba abajo al omega.

Gulf lo miró de nuevo y le pareció que su rostro mostraba una gran decepción. Trató de acercarse a él, pero Mew dio dos pasos hacia atrás.

—¿Es algún retorcido juego tuyo?

—No —dijo con voz suave—. Solo vete, pierdes tiempo, vete.

Gulf no lo pensó más, era la oportunidad que había estado esperando desde que había comenzado la pesadilla.

—Adiós, Mew.

Algo estrujo el corazón del omega en cuanto las puestas se cerraron y a medida que descendían los pisos, sintió como si una mano le oprimiera el corazón, los ojos se le aguaron y no podía entender la razón, era lo que había anhelado por semanas. "Es lo mejor" se repitió, podía seguir con su vida ni siquiera tendría que regresar a Tailandia.

Nueva York nunca dormía, la gente pasaba por su lado, pero Gulf era incapaz de dar más de dos pasos, respiro profundo por primera vez en semanas y fue como si una gran carga se quitara de su cuerpo para ser remplazada por pensamientos que lo hicieron cuestionar si estaba loco, por que lo único que quería era volver a subir y consolar a Mew de lo que fuera que lo agobiara.

Observo a la gente para ver si había algo que lo hiciera recapacitar de tomar un teléfono y llamar a Yang Yang o irse y perder de vista todo lo que había conocido. No tenia dinero pero estaba seguro de que Gun lo ayudaría. Su mente voló a Mew y soltó un llanto convulso en media calle. Sentía ansiedad, una ansiedad que se parecía más al dolor de la ausencia.

Quería estar con el alfa, le había dado más felicidad en un par de días que la que tuvo en años, así las circunstancias fueran cuestionables. Sonaba absurdo, tonto y muy complicado pero no podría irse así necesitaba saber que había sucedido con Mew, había pasado de no querer separarse del omega a despecharlo de su vida sin dudarlo un segundo.

Sin pensarlo más volvió al lobby del edificio. Merecía una jodida explicación, Mew había estado jugando con el omega por semanas, por lo menos necesitaba saber el por que de muchas cosas.

Se abrieron de nuevo las puertas del ascensor, había memorizado la clave el día anterior, esperaba que no la hubiera cambiado.

Un silencio sepulcral asalto al omega, el departamento estaba a oscuras y tan pronto entro en el lugar, un par de brazos se aferraron con fuerza como si fueran a lastimarlo.

Amor Honor y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora