Capítulo 11

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Mew estaba a punto de desnudar al omega y enterrarse en el interior de él sin importar si los jodidos vecinos los escuchaban, cuando un carraspeo a su espalda hizo que Gulf abriera los ojos, separándose un poco. Sus mejillas se tornaron de color rosa mientras luchaba para bajar sus piernas y sus manos descendían hasta el pecho de Mew reventando la burbuja lujuriosa. Aun así, el alfa lo mantuvo entre su pecho y la baranda. El hombre que osaba interrumpirlos era hombre muerto.

Mew giro su rostro para ver a Cossima observando con los ojos entrecerrados. Adoraba a la mujer, había servido a su madre durante muchos años y confiaba en ella.

—La cena está lista, ¿va a cenar en el comedor o desea que la lleve a su habitación?

—Pon la mesa, Cossima, y pon un lugar para Gulf.

—Yo comeré en la habitación —dijo Gulf intentando alejarse.

Mew pensó en presionarlo a cenar con él, pero no lo hizo, y asintió hacia Cossima, que no se había movido de su lugar. Gulf aprovechó para entrar al departamento; Mew camino hacia la barandilla y se aferró a ella con fuerza.

No podía negar que se sentía atraído por Gulf, era joven, hermoso, lo retaba y lo deseaba mucho, pero cuando estaba tan cerca de él olvidaba la parte más importante aun sin sentir su exquisito olor. Olvidaba quién era y lo que significaba en su vida.

Gulf no era más que la ficha que lo haría ganador en el tablero de ajedrez.

⌚⌚⌚

Mew soltó el nudo de su corbata y tiro el rotulador con el que estaba resaltando los pagos, antes de salir del estudio y dirigirse al bar para servirse una copa. La mirada del alfa vagó por el pasillo hacia la habitación de Gulf. Desde donde estaba no podía notar si la luz de su habitación estaba encendida o no, pero tampoco lo comprobaría, necesitaba poner su cabeza en orden, mantener la distancia, para así evitar cometer alguna equivocación que comprometiera su plan inicial. Aunque el fin fuese hacer de Gulf suyo, prefería que, cuando el momento llegara, el omega estuviese dispuesto.

Con un respiro resignado se encamino hacia el balcón abriendo las puertas y volviendo a la barandilla, desde donde tenía una imagen perfecta de la ciudad. 

Saco uno de sus puros y lo encendió. Dejo que la primera calada calentara su interior.

—Entonces, ¿Qué es lo que quieres de mí?

Mew se giro y observo a Gulf. No lo había sentido llegar, lo que era raro en él, sus sentidos siempre estaban alerta. Dio otra calada antes de hablar.

—Te quiero para mí.

La ira se instaló en los ojos del omega. Mew golpeo el puro y lo dejo sobre el cenicero que estaba en una mesa a un costado, antes de acercarse al omega.

—¿Cómo tu amante?

—Soy bastante generoso con mis amantes.

—¡Eres un hijo de puta! No me prestaré a ello, nunca seré el amante de nadie.

—Nunca digas "de esta agua no beberé"; no cuando estás sediento por beberla.

—Eres un arrogante, prefiero morir deshidratado antes de convertirme en el juguete sexual de un alfa.

Mew elimino la distancia entre los dos apresándolo por los brazos y bajando su rostro para que quedara solo a centímetros del de el omega.

Gulf intentó alejarse, pero Mew lo sostuvo con fuerza.

—¿Estás seguro? —Estaba tan cerca, que nuevamente su cuerpo se sacudió ante su contacto. Tenía que parar, joder, pero no quería hacerlo, solo tenía que moverse un poco para besarlo nuevamente.

Amor Honor y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora