Desde la desaparición de aquél pequeño ciervo que era considerado como una rareza extraña y una casi infinita fuente de ingresos, los hombres del furioso sargento no pasaron ni un día sin buscar algún mínimo rastro del paradero de Nobi,
se notaba la avaricia en sus rostros, en verdad eran unos seres repugnantes.En su ardua búsqueda finalmente encontraron a alguien que era conocido como el domador de bestias, un humano capaz de hazañas casi tan imposibles que podrían llegar a considerarse abstractas o solo leyendas y disparates, tales como hacer que el mismísimo gran dragón del trueno se inclinace ante su propia presencia, o la forma en que éste mismo había acabado ya con la existencia de varias especies.
El sargento estaba apunto de entrar al hogar del domador de bestias cuándo un pequeño pero notorio escalofrío corrió por su cuerpo dejándolo casi estático, pero eso no impidió que entrara en su casa ya que éste, además de ser conocido por su pésimo carácter también lo era por su terquedad, al estar en aquella choza desalineada se puso a inspeccionar el lugar con la mirada, habían artilugios extraños por todo el lugar y otros cachivaches contrastaban con el gran desorden de la vivienda, fué entonces cuando el domador hizo presencia apareciendo trás el sargento:
-Hola... ¿Qué se le ofrece al entrar tan indignamente a mi morada?-
El sargento se dió vuelta, en verdad que ese sujeto daba escalofríos.
-Vengo a buscar a alguien para que me ayude a encontrar el paradero de...- miró a ambos lados para saber que nadie las estuviese escuchando y susurrando continúo- Un ciervo infernal de categoría azúl-
Aquél nombre hizo que el domador de bestias se exaltara, sin pensarlo dos veces dijo que sí, no podía creer que aún existieran, cazar y poseer uno de esos seres era un gran sueño para todos aquellos que se dedicaban a su trabajo, se decía que su sangre convertía el carbón en oro y la mezcla de sus escamas con el agua del mar y alguna piedra común producía nada más ni menos que piedras preciosas, pero eso no le importaba, ya que se sabía que sus ojos al ser arrebatados podían convertirse en objetos de gran valor en el mercado negro, pues éstos cobraban un color único dependiendo de la coloración de su iris.
El domador no perdió tiempo y, montando en su ave mágica emprendió su búsqueda.
Mi padre era un hombre común que se hacía llamar cazador, masacraba aldeas enteras en busca de los de tu especie, ahora podré tener el honor de hacer lo mismo yo también, espero que estés listo, tengo altas expectativas, pequeño ciervo.
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.*Holi de nuevo uwu, aquí acaba éste episodio, espero que les esté gustando :D, además es algo corto una disculpa unu, pero bueno hasta la próximaaaaaaa*
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Un Mundo De Bestias
Ficção GeralHola, ésta es la primera historia que voy a escribir así que si tengo errores ortográficos o de redacción es porque apenas estoy empezando en ésto. Lo hago por diversión y porque en tiempos de pandemia no tengo otra cosa que hacer así que disfrútenl...