❄Capítulo trece❄

5.2K 400 80
                                    

Cansada lanzo mi bolso al pequeño sofá marrón, para acto seguido hacer lo mismo y tumbarme en este y quitar los estorbosos zapatos de punta. Acaricio mis pies intentando apaciguar el dolor que los zapatos dejaron en ellos.

Desabrocho los botones de mi camisa lila para quedar con mi sostén expuesto. Me recuesto en el sofá y llevo mis brazos sobre mi cara para tapar la poca iluminación que llega a mis ojos.

Suelto un largo suspiro mientras recuerdo en como fue mi día, y es que tengo que admitir que nada fue como yo esperaba, pero tampoco fue tan malo...En resumen, no pude compartir con Sebastián como me hubiese gustado, ya que después de almorzar solo regresamos a nuestros respectivos trabajos bajo las miradas curiosas, y de ahí no lo vi más. Aunque ganas de subir hasta su oficina no me faltaron, preferí no hacerlo para no incomodarlo mas y darle su espacio.

Ni siquiera para dejarle un mensaje de texto, ya que mis arrebatos me dejaron sin mi teléfono.

Cansada me levanto del sofá y camino directo a la nevera para tomar una lata de cerveza, la única que quedaba. No sabía cuánto tiempo tenía ahí, pero calculo como un mes, ya que lo había dejado por mi bien, aunque nunca fui una bebedora compulsiva no me hacia bien para mi salud, pero una no me caería mal, y siento que la necesito.

-Qué vida -susurro a la nada mirando la pequeña sala de mi departamento, pensando en hacer una pequeña remodelación que se acople a mi presupuesto.

Doy el primer sorbo y arrugo un poco la cara al sentir ese sabor amargo pasar por mi garganta. Empiezo a caminar directo a mi habitación para darme un baño e intentar dormir.

Pensé que al llegar vería a Lucia, pero no sé nada de ella desde lo ocurrido de ayer y eso me hace sentir mal, ya que sabia lo que estaba pasando y no le he tenido la oportunidad de verla.

Entro a mi habitación y coloco la lata encima de la mesita frente al espejo. Con cuidado empiezo a despojarme de la ropa incomoda que me ha tocado empezar a usar, para quedar solo en ropa interior. Una sonrisa triste se cruza en mis labios al ver mi reflejo en el espejo. Empiezo a tocar los rollitos que salen por los lados, siento de repente la necesidad de vomitar, pero intento calmarme. Mis piernas están llenas de estrías y varices, y eso hace que me sienta mal conmigo misma. Las celulitis son las más notorias en mis piernas, glúteos, inclusive parte de mi abdomen y senos.

"Gorda, gorda"

"No vales la pena vivir"

"Gente como tú no debería existir"

Esos y otros pensamientos más cruzan mi mente, recordando los momentos que pasé en la universidad. Ahora que lo pienso que estúpidos fueron al querer juzgar y burlarse de una persona, dejando grandes secuelas y inseguridades en mí.

Dicen que cada quién lidia con sus demonios, y es por ello que los míos buscan el momento perfecto para salir a flote.

Doy media vuelta, apartando mi reflejo del espejo y camino hacia el baño, dejando en el camino las ultimas dos prendas que me separaban de mi completa desnudez. Abro la regadera y poco a poco meto mi cuerpo completo, dejando que el agua recorra cada parte de mi.

Empiezo a relajarme, buscando pensamientos positivos, y la idea de tomar nuevamente mi cámara y salir a tomar fotografías, hace que nuevamente la ilusión aparezca. Dejo atrás el estrés para dar paso a la tranquilidad.

(...)

Media hora después estoy buscando en mi armario una ropa holgada para salir. Al conseguir un conjunto de jogger y sudadera gris, camino hasta loa cama para dejarlo sobre esta, y es ahí donde noto mi pequeña laptop sobre la mesita de noche, así que no lo pienso dos veces en rodear la cama y llegar hasta ella.

Una Navidad Para Recordar❄ 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora