Tres días pasaron volando, dándome un gran golpe a la realidad de que todo es pasajero, que nada en esta vida es para siempre, ni la familia, amistades y amores.
Después de todo lo que ha pasado decidí renunciar a mi trabajo en la empresa, no quería estar tanto tiempo cerca de Sebastián ya que una parte de mi se sentía culpable, como una traidora por haberlo escogido a él antes que a mi mejor amiga. Aunque él no tiene la culpa, aquí la del problema soy yo después de todo.
Pero a pesar de eso, él respetó mi decisión de la renuncia, pero no me dejó sola a pesar de que yo quería distancia. No sabía si estar agradecida o sentirme presionada, o ambas a la vez. Era como si una parte de mí quería tenerlo y a la vez no; pero es que sus abrazos y besos en las noches ya se estaban volviendo costumbre, al igual que sus intentos por hacerme reír cuando los recuerdos me quieren abrumar.
Cambio de canal por décima vez, pasando canal tras canal sin encontrar algo bueno. Miro la hora en mi nuevo teléfono, un obsequio de parte de él, aunque me mostraba renuente al principio terminé aceptándolo ya por cualquier emergencia y su insistencia. Suelto un largo suspiro echando mi cabeza hacía atrás al ver que son apenas las nueve de la mañana.
Hoy se acaba este año 2018 para darle paso a uno nuevo, dejando atrás el dolor, las amarguras para así poder crear nuevas metas y oportunidades, aunque es cierto que en estos momentos me encuentro en un debate mental de que hacer con mi vida, ya no me queda nadie, y sí, aún me queda Sebastián y Margaret, pero ellos no podrán resolver mi vida, esa solución solamente la tengo yo y nadie más.
El sonido de alguien llamando a la puerta hace que me levante perezosamente del sofá. Tomo el pomo entre mis manos y sin mirar quien es abro la puerta.
-¿Emily Roberts? -pregunta el chico mirando la caja entre sus manos.
-Sí- respondo confundida tendiéndome la caja -.Disculpa, ¿pero quién envió esto? -pregunto tomándola y ¡Dios! pesa un poco.
El chico solo se encoje de hombros y acomoda su enorme mochila sobre su espalda para dar la vuelta e irse sin decir nada más. Lo miro con el ceño fruncido pero no lo culpo, eso de ser delivery debe ser una tortura. Con mis pies descalzos cierro la puerta y me dirijo hacía mi habitación para dejar la caja sobre la cama y admirarla por un momento.
Su color negro con un enorme moño rojo llama de sobre manera la atención, por lo que mi curiosidad gana y termino abriéndola para encontrarme primero con una tarjeta sobre el papel que envuelve lo demás.
"Espero te guste usarlo para esta noche especial"
"Pasaré por ti a las ocho de la noche. Tengo una sorpresa"
"Con amor, Sebastián"
Se aprecia en letra cursiva aquel mensaje el cual me roba una sonrisa. Dejo la tarjeta a un lado y me dispondo a quitar el papel para tomar aquella prenda delicada entre mis manos. El vestido color lila de seda se ve tan caro que me provoca meterlo nuevamente en su lugar para no estropearlo, pero en lugar de eso me paro frente al espejo con el encima de mí para mirar cómo el color queda con mi tez blanca, logrando que se vea delicado en mí. Aquel escote en en forma de corazón me encanta, los detalles en pedrería en la cintura le da el toque de vestido de noche, su caída después de estás hace que se vea el movimiento como si brillara.
Quedo por un momento embobada viéndome en el espejo, pero detallo que en la caja todavía hay dos cajas más, una mediana y otra pequeña, ambas con lazos rojos pero más pequeños. Coloco el vestido sobre la cama con sumo cuidado y abro la caja mediana para mirar aquellos zapatos zapatos de charol negro y tacón de punta; me fijo en la talla y me sorprendo al ver que es la mía, y ahí me pregunto cómo Sebastián habrá logrado obtener esa información. Continúo con la más pequeña y ahogó un grito de euforia al ver la nota con el nombre de "Pandora", unos delicados aretes color plateados adornan parte del paquete, junto con un fino collar del mismo color con un cristal colgando en el.
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Una Navidad Para Recordar❄ 1°
Ficção AdolescenteEmily Roberts ha sufrido de burlas gracias a su peso y contextura desde que tiene uso de razón, pero no fue un impedimento para dejar su futuro de lado y trabajar para cuidar de su madre enferma, la única familia que le quedaba. Ella busca trabajo e...