Emily estaba nerviosa y emocionada con la sorpresa que tenía Sebastián para ella, en algún punto del largo viaje se llegó a preguntar si estaba soñando y como una niña pequeña se pellizco, y ahí llegó el dolor para hacerla entender de una vez que todo estaba pasando.
Pensó en como en tan poco tiempo estaba en este punto de su vida, jamás imaginó que al fin de tanto tiempo siendo espectadora, ahora sería la protagonista. Al mirarlo sentía como su corazón comenzaba a latir frenéticamente, como si una taquicardia le estuviera por dar, pero era una experiencia nueva para ella, no había sentido esto por alguien, ni siquiera con Leo, y ahí entendió que jamás había estado enamorada de él.
Sebastián por su parte no despegaba la mirada de la carretera, pero su mente estaba sumergida en la chica que estaba a su lado. Le sorprendía de sobre manera el como verla triste, preocupada o frustra por algo a él también le afectaba, fue por ello que decidió por cuenta propia que después de este detalle la llevaría a ver a su mejor amiga, ya que él sabía que era una de las pocas personas que quedaban para ella.
Recordó los dos años que tenía sin ir al lugar donde se dirigían, una hermosa cabaña alejada de todo el bullicio de la ciudad. Esa cabaña que con tanto amor había mandado a construir para él y su amaba Elizabeth; era una sorpresa para ella, pero no alcanzó a decirle sus planes y se arrepintió de sobre manera de no haber actuado antes.
-Este lugar es muy lindo -la escuchó decir mientras inspeccionaba la zona curiosa.
Él solo sonreía gustoso de que ella estuviera feliz, y pensó que todo con ella podía funcionar, sabía que no era ella, pero lo hacía feliz y eso era lo que él quería.
Ella veía maravillada la vegetación que había a su al rededor, y es que entraron por un camino de tierra que los dirigía a un lugar que ella desconocía, pero el hecho de ver arboles, flores, algunas vacas y caballos, ella era feliz. No dudo mucho en sacar su cámara del bolso y bajar el vidrio del auto y sentir el olor a tierra húmeda entrar a sus fosas nasales, y se desató a tomar muchas fotos a la vegetación que los rodeaba.
Era como si Sebastián hubiese entrado en sus pensamientos y haya descubierto cuanto había anhelado ella visitar un lugar así, por lo que iba a tomar esto como regalo de cumpleaños, aunque aún faltaban meses para este. No se aguantó y empezó a tomar fotos a Sebastián y como este no se negaba sino que solo reía, ella aprovechaba.
Él auto se detuvo al igual que ella con las fotos, y queda poco la palabra sorprendida al ver la majestuosidad que estaba frente a ellos. Dos hombres aparecen frente a ellos para abrir las puertas y saludarlos, pero ella está tan ensimismada en la cabaña que no dice nada; los pinos que rodean el lugar son tan altos que casi cae de espaldas para verles, las cortas escaleras que dan hacía la puerta de entrada del lugar, su estructura triangular le recuerda a esas cabañas que solo veía por televisión.
-¿Te gusta? -pregunta Sebastián llegando a su lado para tomar su mano.
Le gustaba la sensación que causaba cada vez que hacía eso, el tocarla, el hacerla feliz. Así que sin esperar respuesta la empezó a guiar por aquellas escaleras que daban a la puerta, no pudo evitar sentir un deje tristeza al girar su rostro hacía los columpios que se veían a lo lejos de aquel lugar, y recordó lo feliz que estaba el día que los estaban instalando, porque su amada en algún momento le dijo cuanto y como había anhelado su casa en un futuro.
-¿Estás bien? -pregunta ella preocupada al verlo distraído, pero se relaja al ver como dirige nuevamente su mirada a ella y le regla una sonrisa de boca cerrada.
Mentiría si dijera que una parte de su uso de razón le dice a gritos que algo pasa, que hay algo en él que no quiere decirle, algo que lo atormenta y lo distrae por momentos, pero ella dejara que con el tiempo la confianza crezca y él sea mas abierto con ella. Cuando la puerta es abierta el olor a lavanda inundan sus fosas nasales, el lugar está tan impecable y ordenado que el solo hecho de entrar y hacer algún desorden le aterra.
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Una Navidad Para Recordar❄ 1°
Novela JuvenilEmily Roberts ha sufrido de burlas gracias a su peso y contextura desde que tiene uso de razón, pero no fue un impedimento para dejar su futuro de lado y trabajar para cuidar de su madre enferma, la única familia que le quedaba. Ella busca trabajo e...