❄Capítulo dos❄

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Los días pasan lentamente, tortuosos, recordando el poco tiempo que me queda con ella. Hace mucho tiempo no dormía a su lado, y no me importó no haber cenado ese día, no me importó si tenía que dormir en un sofá incomoda, estar a su lado lo valía, ella lo vale.

Ayer domingo reímos y lloramos como nunca, recordando el pasado, cuando éramos felices y no lo sabíamos. Se sintió tan acogedor sentirla cerca de mí, que la idea de que ya no le queda mucho tiempo me aterra, ¿A quién no? Ella es mi ancla en estos momentos, la única que está conmigo, me anima cuando decaigo, la que me dice que todo estará bien, aunque el mundo a nuestro alrededor se esté desmoronando.

No me atreví a decirle de que no tenía trabajo, no la quería preocupar mas. Me solvente con un ahorro que tenia escondido en casos de emergencia, asi como este.

Cierro los ojos y tomó una respiración profunda aferrando la carpeta a mi pecho, antes de entrar al lugar que tengo frente a mí. Uno de los edificios más imponentes de Los Ángeles, California.

El majestuoso edificio "Canon", el encargado de varias revistas de moda del país, en fotografías y entrevistas a celebridades, un sueño hecho realidad para quien trabaje aquí.

Anoche Lucia me fue a visitar al hospital, para ver a mamá y ayudarme a buscar una solución. Ella fue lo más discreta posible al pasarme una hoja impresa donde aparecía la oportunidad de trabajo como fotógrafa y editora en cierta empresa reconocida.

Al principio pensé que era una broma de mal gusto, ya que si bien la fotografía me gusta y es uno de mis hobby favoritos en momentos libres, ya que me hace entrar a un mundo diferente, pero sabía que no tenía la capacidad y el conocimiento suficiente para entrar. Pero intentar no costaba nada, por lo que esa noche al llegar a mi pequeño departamento, lo primero que hice fue ingresar a la página e ingresar mis datos a la lista de bacantes, con la esperanza de poder ser llamada.

La respuesta no tardó en llegar, ya que hoy al despertarme y revisar mi correo, me encuentro con un corto mensaje de la empresa, donde me pedía estar presente en la entrevista con mis respectivos papeles y algún trabajo que haya hecho.

Grité de felicidad, se cerró una puerta, pero una nueva se estaba abriendo y eso era una señal de esperanza, de que no todo estaba perdido.

Necesito el dinero para costear los medicamentos de mamá. No nací en cuna de oro, la vida en el pasado y presente nos ha dado golpes fuertes, ya que somos ese porcentaje de personas que no nacimos con la estabilidad económica necesaria para poder vivir tranquilos en un país tan rico.

Estar frente a este enorme edificio me hace sentir tan pequeña, tan insignificante, y retractarme de la idea de entrar, y así irme corriendo a casa. Pero recuerdo el motivo por el cual estoy aquí, así que tomo la valentía suficiente y me acerco a la puerta de entrada con pasos lentos e inseguros. Al abrir la puerta lo primero que me recibe es el frío que hace dentro del lugar, haciendo mi bello erizar a pesar de estar abrigada.

Una Navidad Para Recordar❄ 1°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora