Y entonces creí que el destino me tendía una trampa. Todo a mi alrededor daba vueltas, no podía ser él, no justo él.
Estaba todo tan claro, y yo sin darme cuenta.
Era todo como un mal sueño, él no era bueno pero ahora él ya me tenía atrapada, pero quizás no del todo.
- No puedes ser tu - susurre.
Y entonces él volteo, su penetrante mirada se clavo en la mía sin parpadear un segundo.
- Eres tu - susurre sin creerlo.
Y entonces su rostro cambió, preocupación pasó por el.
- ¿De qué hablas? - pregunto tratando de enredarme pero yo la lo sabía.
- Se que tu eres, se que tu eres él...
Podía haber sido otra persona, no, tenía que ser él, justo él.