[Reproduzcan la canción]
Sentados en la pequeña banca, sumergidos en nuestros pensamientos. Yo jugando con mis manos y él, mirando el paisaje.
El suspiro y habló.
-Puedes preguntarme lo que quieras, Magg.
Medité unos minutos, decidida a preguntarle.
-H-Harry, ¿quien solía traerte aquí?- pregunte, comenzando con algo suave.
El trago y demoró unos segundos en responder.
-Mi abuelo. Él solía traerme aquí cuando yo no estaba bien.
-¿A que te refieres con no estar bien?
-Yo... solía llorar al recordar a mis padres -respondió y pude sentir el dolor en sus palabras.
Debes ser suave, Maggie.
-¿P-puedo saber que paso con ellos? -pregunté con cautela.
El asintió relamiendo sus rosados labios.
-Ellos murieron, cuando yo... yo tenía seis años -lo mire dolida y con ganas de saber más y al parecer él lo notó -Los asesinaron, Maggie.
Trague sonoramete, y baje la mirada. No podía ser cierto.
-Lo siento-susurre-; P-pero, ¿pero por que a ellos? Harry -pregunté con rabia.
-Debían mucho, Magg. Y no precisamente a gente buena, a gente mierda. Nunca supe él por qué, ni a quienes.
-A si que... ¿tus abuelos te criaron?
-Sólo mi abuelo, mi abuela ya no estaba -respondo mientras jugaba con sus manos -Te contaré toda mi mierda, Magg. Y si quieres irte, desearía que lo hicieras antes de quedarte aquí con miedo.
-No te juzgare, Harry -respondí tomando su gran mano entre las mías.
El suspiro cerrando los ojos, eligiendo las palabras correctas.
-Cuando mi abuelo murió, yo me aleje de todos para encarar el dolor, sólo iba a la deriva, encarando el miedo que tenia. Era tan doloroso y a la vez frustrante despertarte y no tener a nadie, estuve tan sólo. No todo lo que dicen de mi es cierto, Magg -el hizo una pausa- Si tuve relación con la droga en algún momento, la vendía junto con unos amigos, ellos conocían a un tipo y todo se dió. Pero ya no, nunca he matado a nadie y se que mataría a quien fuera por una persona que es muy especial para mi. No soy tan mierda, ni tengo tanta mierda, lo juro Maggie -él explicó.
-No soy todo que se dice de mi, no soy un drogadicto, nunca lo fui sólo la vendí. Nunca maté a nadie, sólo me refugie en personas que lo hacían, por que no quería estar sólo. Era sólo yo, sólo yo podía salirme de toda aquella mierda -el tomo aire, froto su frente -Tuve una novia, ella era todo -por así decirlo- pero la verdad es que nunca la tuve, ella murió en un accidente, nunca supe si aquello hacia sido planeado. Sufrí mucho, por que, joder yo la quería demasiado pero ella nunca fue mía, ella me engañaba con el que en ese momento era mi amigo.
El estaba contándome todo esto y yo no había sido capaz de decir algo. Me aclare la garganta y pude mi mano en su brazo frotando al ver sus ojos inundados por las lágrimas.
-Tomate tu tiempo-lo calme.
-Yo lo quería matar, lo quería matar y estuve tan cerca de hacerlo. Joder, queria verlo sufrir de la misma manera en la que yo sufrí, pero no lo hice. Pero al él de todos modos lo mataron-dijo sonriendo debilmente- Luego de todo el lío, me puse a trabajar en una pequeña ferretería, ahorre por años. Y acá estoy, en esta cuidad, estudiando. Y conocí a muchos, y en uno en el cual confíe, y luego me dio la espada soltando todo sobre mi, pero soltando todo con grandes mentiras. Eso es lo que se oye sobre mi ahora.
-¿Quien es él?
El me miró y sonrió débilmente negando.
-Eso no lo sabrás aún -respondio -Tu llamaste mi atención desde el primer día, amor. Tan natural, tan sonriente, tan tú.
Amor, amor, amor.
Suspire y relami mis labios antes de hablar.
-Y tu la mía desde aquella vez que chocaste mi hombro tan brutamente. Tan frío, tan como la mierda, tan aterrador, sin duda nada parecido a como eres en realidad.
Y sólo nos quedamos mirando el uno al otro.