𝙋𝘼𝙍𝘼𝘿𝙄𝙎𝙀 ▬▬ 𝘓𝘦𝘷𝘪 𝘈𝘤𝘬𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯.

𝟎𝟑: 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐥𝐞𝐲.

        EL HUMANO PROMEDIO TENDÍA A LUCHAR por su propia supervivencia. Pero los humanos son extraños, con raras manías y locos ideales que los llevan al extremo de cometer atrocidades. Seguramente los eldianos se llevaban el premio a las criaturas más irracionales del planeta: los únicos que estaban en contra de su misma progenie, intentando destruirse, luchando incansablemente por su propia su extinción.

Siempre se sintió extraña dentro del gueto, como si allí no fuese su lugar. Sabía que los de Marley la miraban como escoria por portar aquella banda con una estrella de nueve picos; y el recuerdo de las miradas que recibió de los soldados que la trajeron a esta cautividad, la rodeaban hasta taladrar su corazón. Pero a su alrededor todo era diferente: miradas de curiosidad, asombro y una que otra de miedo se postraban sobre su debilitado cuerpo.

Después de haber pasado horas sobre el grande muro, atada de manos desde hace más de veinticuatro horas, ahora viajaba en una carreta tirada por caballos hacia el interior de los muros. Tenía sed y hambre. Los soldados de capas verdes habían perdido raciones y a ella solo le tocaron las sobras, suficientes para sobrevivir al largo camino y mitigar un poco sus necesidades fisiológicas.

      —Líder d... comandante Zoe —el joven rubio que viajaba sentado frente a Maerion, llamó la atención de la de gafas y coleta. Un sonrojo iluminó sus níveas facciones—. ¿Cómo es que encontró a... cómo llegaste aquí? —su azul mirada se desvió de la líder de ellos a media pregunta para dar con Maerion, demasiada curiosidad se desbordaba de esos hermosos ojos, imposible de contenerla.

      — Guardaremos las preguntas para después Armin. Probablemente sea peligrosa, como Reiner o Bertholdt. Aún desconocemos mucho de ella como para hacer algo arriesgado como comenzar con preguntas. —una cabellera castaña y ojos esmeraldas se posaron sobre la asustada Maerion, quien apretaba sus manos más a su cuerpo, ignorando la presencia del rubio y mirándola con más furia de la que se creía acreedora.

      —Si fuera un peligro hubiera atacado cuando vio a Hange a punto de matar a Reiner. —musitó otro de los jóvenes que viajaban en la carreta, con su cabello rapado y grandes ojos ámbar. De pronto recordó que fue él quien usó su equipamiento para tratar de cazar a Zeke...

Maerion no pudo evitar recordarlo...

«Zeke ¿era tu propósito dejarme aquí? ¿Arriesgaste mi vida por uno más de tus planes?»

Obligada por su propia pena a agachar la cabeza y tratar de no derramar más lágrimas por él, descuidó la conversación que seguía fluyendo entre sus captores.

    «—Siempre fuiste testaruda y porfiada. Pero sé que confías en mí. Siempre lo has hecho, y si te digo que esto es por tu bien, ten plena certeza de ello. Llevo años esperando poder llevar a cabo este momento, y yo seré el primero en dar la vida por que todo salga a la perfección.

— Y si nada de esto funciona... si todo lo hice en vano; si muero tratando de convencer a Eren de cooperar, tu serás quien lo haga. Confío en ti, Mae.»   

Recordó las palabras del de ojos grises antes de quedar inconsciente.

—¿Eren? —susurró en un respiro. Pronto sintió como un cuerpo se abalanzó sobre el suyo debilitado, quedando al borde de caer por la carreta que se encontraba en movimiento.

—¡¿Por qué dijiste ese nombre?! ¡Contesta! —la furia desbordaba por los grises ojos de la joven, quien había desenfundado su cuchilla y ahora la amenazaba con cortarle el cuello mientras su cabeza pendía de aquel vehículo.