CAPÍTULO 24

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— Te lo advierto una vez más, Taeyon. Entras ahí declarandote culpable, si dices la más mínima sobre nosotras, ten por seguro que despertarás sin cabeza — amenazó Jennie al hombre mientras Lisa lo sacaba del auto arrestado

El hombre apenas podía caminar

Fue difícil conseguir un médico para Lee, pero lograron salvarlo de la muerte, ahora tocaba cumplir la amenaza de Jennie, o ella realmente lo decapitaría

— ¿Te veo en casa? — preguntó Jennie una vez fuera del auto, las personas cercanas quedaban viendo con rareza al rostro irreconocible de Lee

— ¿No irás a trabajar?

— Quiero ver a mis niños, dos días de no verlos ya me está afectando — elevó sus hombros sonriente, Lee la quedó viendo fijamente. Lisa le devolvió la sonrisa entendiendola

— Está bien, ve con cuidado ¿Sí? — dejó un dulce beso en los labios de Jennie, Lee quería aprovechar zafandose del agarre de Lisa, pero la tailandesa fue más rápida haciendo presión sobre las esposas que cargaba el hombre jalandolo hacia ella

— Ni lo intentes, Lee — rió Jennie — Te vas a pudrir en la cárcel sí o sí...

Taeyong se mantenía callado viendo como la castaña se despedía de su esposa queriendo venganza

Pero... ¿Podrá conseguirlo?

 ¿Podrá conseguirlo?

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Jennie abría la puerta de su casa escuchando la bulla que había allí dentro, sus hijos eran los principales

Fue difícil para Lisa cuidar de tres personitas al mismo tiempo, su hija mayor y una esposa cesáreada

Aunque Jennie tenía más fuerza que ella a pesar de su condición, la castaña aprovechó de Lisa la primera semana, porque en realidad si necesitaba un descanso

Luego de esa semana, juntas cuidaban de sus pequeños de cinco meses, a pesar de no haberlos planeado, ambas los amaban con todo su ser

— ¿Pero qué...? — exclamó al ver el desorden una vez que ingresó

Juguetes y comida regada por todas partes adornaban la sala de mansión Kim, sus pequeños hijos y su sobrino jugando con sus muñecos en el suelo mientras Lía y Yeji correteaban por los lugares aplastando los restos de comida manchando el piso

— Respira, Jennie, respira — se decía ella misma al ver a su hermana y su cuñada como si nada viendo una película en la misma sala desordenada sin prestarle atención a la suciedad

— ¡Mamá! — Lía fue la primera en verla corriendo hacia ella — ¡Te extrañé! — se abrazó a su cintura, la castaña pasó las manos por los hombros sucios de su hija con cuidado

La pequeña estaba llena de chocolate como si hubiera tenido una guerra con aquel ingrediente

— Qué bueno que llegas, Jen. Tus hijos necesitan un baño. Sus niñeras no pudieron venir hoy pero para eso tienen a sus tías favoritas, ¿No, Rosie? — la nombrada asintió abrazandose más a la pelinegra volviendo a prestarle atención a la película

Manoban Kim: La Unión | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora