CAPÍTULO 30

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Hace dos días que su esposa y sus hijos se habían marchado a Corea, Jennie sentía esa casa solitaria solo con los llantos de su sobrino y los gemidos de su hermana

Pero lo disfrutaba, aunque también los extrañaba cuando muy tarde la llamaban para darle sus buenas noches

Hace tanto tiempo que no había dormido así de bien sin tener que levantarse en la madrugada porque uno de sus hijos no puede dormir, por si Leo necesita un abrazo a media noche, por si a Lía le asustan las tormentas. Por si tenía que llevarlos al colegio, por si Lisa tenía miedo a algún insecto que se colara por la ventana....

Aquí no terminaba la lista, pero en fin

Era su tiempo de descanso

Tampoco había tenido que levantarse temprano para trabajar, su hermana le había dado vacaciones dejando a su secretaria, Seulgi, a cargo de sus pequeñas labores

Era un martes de noche, Jennie se dirigía a una discoteca en vestido sexy y tacones dejando a la vista su flamante arma, big bang de 30 millones de dólares, colada en sus muslos

Cuánto había extrañado ser el centro de atención

Las miradas de todos ahí dentro no paraban, cada par de ojos estaba en Jennie haciéndola sentir como una reina

Pero ¡Sorpresa! Ella ya lo era

- Un vaso de vodka, rápido - le ordenó al barman con aquella voz de liderazgo, el hombre a través de la barra no demoró ni un minuto en traerselo

Jennie le sonrió y lo tomó de golpe sintiendo varias presencias detrás de ella

- Hola, nena ¿Quieres bailar? - le preguntó un hombre castaño con varios tatuajes en sus desnudos brazos

- Por supuesto que no, ella bailará conmigo ¿A que si, muñeca? - el acompañante de este lo interrumpió, un tipo musculoso y rubio como le gustaban anteriormente a Jennie

La coreana sonrió, eso le gustaba exactamente a ella

- Lo siento caballeros, necesitan ponerse de acuerdo, que les parece si demuestran quién merece una pieza de baile conmigo - les guiñó poniéndose de pie dejando al descubierto su brillante muslo y su arma

Los hombres empezaron a pelear diciendo quién la merecía mientras Jennie salía de ahí riéndose

- Creo que es no resultó bueno - una voz masculina a la lejanía llamó la atención de Jennie - Pero si quieres puedes bailar conmigo

Un hombre pelinegro como cinco años mayor que ella, estaba sentado en una mesa bebiendo solo, no dudó en acercarse

Un hombre pelinegro como cinco años mayor que ella, estaba sentado en una mesa bebiendo solo, no dudó en acercarse

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- ¿Acaso tienes algún honor para bailar conmigo, la reina? - bromeó sentándose, el hombre le extendió un shot

- Pues.... Soy el rey - el hombre le guiñó tomándola de la mano y llevándola a pista de baile, ella no se detuvo

Manoban Kim: La Unión | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora