Emma.
—¿Qué te parece si comenzamos ahora? — No sé qué tiene en mente, pero la expectativa me intriga. Lo miro curiosa y él sonríe de lado —No sé preocupe señorita Brown, en mis manos está a salvo esta noche.
Oh Dios.
Esa sonrisa lobuna de antes vuelve a sus labios y comienza a andar.
—Puedo caminar perfectamente. — me aferro a sus hombros y nuestros rostros quedan a unos centímetros de distancia.
—Lo sé, pero mi objetivo de esta noche es quitarte esa habilidad nena.
Atrapa mi mirada bajo la suya verde y el doble sentido de sus palabras no me pasa desapercibido. Estamos en el modo seductor y una mar de posibilidades se abren ante mí.
Llegamos hasta el pasillo y termino apoyada sobre una puerta mientras baja mis pies al suelo otra vez. Su mirada me recorre por completo y una de sus manos sube lentamente por mi brazo y sus dedos tamborean mi piel lentamente sobre la tela de mi blusa.
Saboreo sus caricias y lo dejo hacer sin apartar la mirada de sus ojos.
—Tu piel es tan suave— sigue con su recorrido y sus dedos bailan por los botones delanteros de mi blusa. Es un toque bastante simple, pero viniendo de él hace que mi piel arda.
Inclina la cabeza, pero no me besa, solo aspira cerca de mi cuello lentamente.
—To olor me vuelve loco— su mano sube más y la pasea por mi labio inferior. Su olor tiene el mismo efecto en mí, pero no voy a señalar el hecho. —Y tu sabor es adictivo— su dedo acaricia esa zona. —Nada debería ser tan adictivo, ni siquiera tu Emma.
—¿Por qué? — mi voz es un susurro ronco
—Porque puedes hacer que cualquiera pierda la cabeza— sonríe —Claro, excepto yo.
Lo miro con una ceja levantada y su boca deja un beso húmedo en mi mejilla antes que pueda responderle, se mueve por la otra dejando otro igual de seductor y justo antes de llegar a mi boca se detiene.
—Tú tampoco me harías perder la cabeza— contraataco.
Ahoga una risa ronca, sabe que no voy a ceder fácilmente. —Me encargaré de arrancarte la cordura y esa actitud obstinada con la que siempre me desafías. Recuerda que estoy a cargo Emma, yo tengo el control y tú debes ceder.
—¿Y si no quiero?
—Voy a castigarte.
El recuerdo de su castigo pasa como un destello por mi mente y lo miró con una sonrisa ladeada.
—Hazlo— lo desafió y su mirada se oscurece hasta el punto que el verde de sus ojos apenas es visible.
Mi respiración se acelera cuando las emociones me embargan, pero me mantengo firme sosteniéndole la mirada. Se inclina hasta que estamos a centímetros de distancia. Ambos respiramos entrecortadamente, puede ser por la excitación o por el desafió, o por ambos.
—¿Quieres que te castigue?
Trago saliva con fuerza. —Tal vez.
Suelta un gruñido bajo en su garganta y me toma rápidamente en sus brazos otra vez.
—Eres como esa manzana del pecado nena— su voz baja a un susurro ronco —Y yo no soy ningún santo para dejarte ir esta noche de mi cama.
¡Dios! Algo se enciende entre mis piernas y las aprieto como puedo para controlar lo que sus palabras acaban de provocar.
No sé lo que me espera, pero sí sé que lo voy a disfrutar, es por eso fue por lo que acepté el acuerdo. Disfrutar, seducir, jugar y pecar... todo eso hasta que esto irremediablemente se termine y debamos volver a la normalidad.
ESTÁS LEYENDO
Tentación [Ya en Librerías]
RomanceEmma está huyendo de su pasado y una vida nueva en Londres es parte del plan, pero nunca pensó que ahí lo conocería a él... La tentación hecha persona. Alexander Roe. Un enigmático y seductor hombre que desde el día que la conoció supo que la quer...