Alexander.
Soy preso de la mierda que ha caído sobre mis hombros las ultimas horas y por alguna razón una parte de mi cree que este es solo el comienzo. Conozco a Logan perfectamente para saber que no va a rendirse.
Me paso la mano por el rostro repetida veces y llevo mi mente a otro lugar lejos de aquí. Con ella, con mi mujer.
Mi mujer.
Mia.
Mi polla da un salto en mis pantalones y comienza a endurecerse. Mia. Esa mujer obstinada que se la pasa gritándome en la cara y retándome cada que tiene oportunidad, esa mujer que tiene un coño delicioso y apretado.
Comienzo a respirar pesadamente y mi mano se desliza por mi muslo hacia arriba. Esa mujer que grita cuando me entierro en ella, que me pide más duro, que me ruega por más. Me aprieto el bulto conteniendo mi erección.
Suelto una serie de maldiciones. Estoy cabreado hasta la medula, estoy jodido antes los medios y mis malditos demonios están amenazando con salir, pero aun así la deseo malditamente. No la tengo al frente, pero ya me tiene duro, malditamente duro,
—Pisa el maldito acelerador— le gruño a Matt mirando por la ventana.
Cuando entramos al estacionamiento del Score me deshago del botón superior de la camisa y bajo ignorando a la fila de hombres que se me ponen delante, visualizo a pocos dentro.
—¿Dónde están los demás? — le pregunto a Matt que viene en silencio a mi lado.
—Ethan se los llevó señor— su voz suena extraña como si fuera a pegarle un tiro por hablar.
—Perfecto— salgo entre la fila de mis autos.
Mientras haya sacado a ambas mujeres del apartamento, me importa muy poco cuanta gente se haya llevado. La quiero a salvo, va a vivir en mi casa y a dormir en nuestra habitación hasta que sepa qué hacer con la mierda que también desató Alesha.
Será mejor si la tengo a la vista todo el tiempo. No voy a olvidar fácilmente que estuvo encerrada en una bodega siete putas horas.
—Señor Roe, tenemos información del rastreador que dejo la gente de Logan cerca del hospital— dicen a mi espalda.
Me vuelvo a ellos dándole una mirada rápida al ascensor. —¿Dónde está?
—Por aquí— sigo a uno de los trajeados y entramos en la pequeña oficina de la vigilancia de las tres que hay en el estacionamiento subterráneo.
Cuando entramos baja el interruptor de la luz y solo deja una lámpara de escritorio iluminando el objeto de metal. Lo tomo en mis manos, aun se siente terso, es pequeño como del tamaño de una pantalla electrónica de escritorio.
—¿Y el detonador? — volteo el objeto y no veo la pieza pequeña que falta.
—Lo tienen los agentes que llegaron.
Levanto los ojos con la cabeza gacha. —¿Qué coño dices imbécil?
—Tratamos de buscarlo por todo el perímetro, pero clausuraron la zona y lo encontraron antes que nosotros.
—Carajo— lanzo el rastreador a la mesa.
Esos agentes o lo que sean me fastidiaron todo. Tendré que ir por el detonador yo mismo. Salgo de la oficina y por la expresión asesina que traigo todos se apartan de mi camino. Golpeo el botón del ascensor y cierro las puertas de la misma manera brusca.
Si los agentes tienen el detonador van a caer en cuenta que mi hotel fue demolido por la misma persona que incendió el hospital central de Brent. Me jalo el cabello exasperado, ya son más de las cuatro de la mañana y sigue pesándome la puta noche.
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Tentación [Ya en Librerías]
RomanceEmma está huyendo de su pasado y una vida nueva en Londres es parte del plan, pero nunca pensó que ahí lo conocería a él... La tentación hecha persona. Alexander Roe. Un enigmático y seductor hombre que desde el día que la conoció supo que la quer...