Emma.
Aprieto el botón delantero y la musica de una banda de rock estadounidense que jamás he escuchado me llena los oídos mientras vuelvo a pisar el acelerador.
Giro por una avenida y por el retrovisor veo a el auto plateado hacer lo mismo. —¿Qué mierda? — frunzo el ceño.
Desde el hombre siguiéndome días antes de la exposición de Cora no había tenido nada parecido a esto e incluso me había olvidado del asunto. El auto no es demasiado viejo para ser un modelo antiguo, pero tampoco es costoso.
Solo hay una opción de una persona capaz de hacer algo como esto. Jaden, ese enfermo debe estarme siguiendo.
Enciendo las luces intermitentes orillándome para dejarlo pasar, pero disminuye la velocidad hasta quedarse a cuatro autos del mio. No va a irse, así que debo buscar otra opción.
Retomo la marcha, ya que no puedo perderlo de visa, si me pongo a la par de él podré ver quién lo conduce.
Me quedo esperando unos minutos a que se acerque, pero las luces del trafico cambian de color deteniendo a todos los autos.
Espero tamboreando mis dedos en el volante, la canción que suena me distrae momentáneamente. Habla sobre lágrimas, venganza y... dolor.
Miro la pequeña pantalla con el ceño fruncido. The Score, ese es el nombre de la banda.
Resoplo sin humor, esto es irónico. Irónico que el nombre de la banda sea el mismo que el nombre del edificio de Alexander Roe. ¿Coincidencia? A estas alturas de mi vida ya nada me sorprende.
Las luces cambian de color y me pongo en marcha con la velocidad disminuida casi topando los veinte kilómetros. Si el idiota de Jaden está jugando, jugará legalmente cuando lo meta tras las rejas por acoso.
Estoy segura que es él, nadie en esta ciudad tiene interés en mí y después de su inesperada visita a la oficina no se ha contactado conmigo.
Mi celular suena y bajo el sonido de la musica para responder con el alta voz activado sin reparar en el número del registro.
El auto plateado iguala la velocidad de mi Mazda del lado izquierdo.
—Diga— respondo y me mantengo al lado del auto que tiene las ventanillas polarizadas y no me deja ver dentro.
—¿Hola? — digo insistente a la llamada cuando la persona del otro lado de la línea no responde.
De repente la ventanilla del auto plateado baja y lo primero que veo es el rostro de Jaden, pero él no va al volante. Miro hacia el frente y regreso la mirada cuando me da una sonrisa de lado el muy idiota.
El infractor que me ha estado siguiendo es él, justo como lo sospeché.
Aumento la velocidad para ver al conductor y Jaden se reclina hacia atrás en su asiento para dejarme ver al conductor como si supiera que eso es lo que quiero.
La persona está de perfil y lo primero que veo es su mandíbula y después un mechón de cabello rubio seguido de otro y otro más debajo de la gorra negra.
Seth.
Mi cuerpo se petrifica a mitad de la carretera y mi sangre me congela hasta los huesos.
—Hola conejito— suena la voz de la llamada de mi celular al mismo tiempo que los labios del conductor se mueven sin apartar su mirada de la carretera.
—Seth— susurro a medias con un jadeo.
No puedo apartar la mirada del conductor del auto plateado, es él.
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Tentación [Ya en Librerías]
RomanceEmma está huyendo de su pasado y una vida nueva en Londres es parte del plan, pero nunca pensó que ahí lo conocería a él... La tentación hecha persona. Alexander Roe. Un enigmático y seductor hombre que desde el día que la conoció supo que la quer...