Capítulo 27

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Alexander.

Salgo de mi oficina apretando la mandíbula.

Jodido Idiota.

Así que ella dijo la verdad. Ese calor molesto vuelve con más fuerza que antes.

Contrólalo Alexander de una puta vez.

Respiro hondo y hago lo que mejor se hacer mientras voy a la oficina continua a la suya donde dejé la pequeña caja de terciopelo con el estúpido collar.

Lo miro un momento y después la tiro a la basura con los dientes apretados.

—Sigues aquí— la voz de Erick viene a mi espalda.

—Igual que tú— me coloco el abrigo.

—¿Qué era eso?

—Una disculpa mediocre.

Suelta una risa. —Tú nunca te disculpas.

—Por eso está en la basura— digo como si nada. Como si no fuera estúpido haberle pedido a Bennett que lo compara para la señorita Brown.

¿Qué jodidos pasa conmigo? ¿Ahora me disculpo como un imbécil?

— ¿Tienes planes para esta noche o te apetece ir por unos tragos? — Ya fue suficiente de pensar en tonterías.

—Un buen trago no me viene mal, pero antes tengo que verme con mi padre Te sigo hasta el bar más tarde— asiento y nos encaminamos al elevador. —Unos buenos tragos nos vendrán bien.

Asiento y llevo la mano a la cara cansado.

—Necesitas liberar el estrés de la mierda de los últimos días, tienes una cara de asco hermano— dice mirándome de reojo — Deja que tu gente se encargue de todo, no tienes necesidad de estar lidiando con esto.

—No.

Siempre estoy al tanto de cada aspecto de mi empresa y esto no será la excepción. Además, el accidente de Brent tiene que cubrirse como mi error, no voy a dejar a nadie indagar más de lo que debe.

—Entonces libera el estrés con una mujer.

Las puertas se abren y ambos salimos.

—Eso haré.

Pero no está noche, hoy solo quiero beber unos tragos y relajarme.

—Tengo a unas gemelas rubias disponibles para que nos acompañen esta noche, son un par de turistas alemanas que buscan buena compañía en la ciudad ¿Qué dices? ¿Las compartimos como los viejos tiempos?

Sacudo la cabeza. —Hoy no.

Una mirada burlona se pone en su rostro. —No me digas que ahora ya no te ponen un buen par de tetas ¿Te volviste un perro faldero?

—Sí, por eso estoy entre tu falda— su cara se arruga y contengo mi risa. Erick es un idiota. —¿Las gemelas están limpias al menos? — pregunto con una ceja arqueada mientras salimos.

—¿Crees que te ofrecería a una chica de condiciones dudosas sabiendo lo estricto que eres con tus amantes? Quién lo diría. Me voy un mes a Nueva York y me convertí en un desconocido para mi mejor amigo.

—Solo soy precavido y lo sabes. Si sigues metiendo la polla en todos los agujeros que se te pongan en frente vas a terminar sin bolas tarde o temprano.

—La vida es para disfrutarla— me da una palmada en el hombro — Te veo en el bar— dice y siento.

Mi camioneta se detiene a la entrada y su auto de lujo también. Matt me abre la puerta y Ethan al volante se sumerge al tráfico de Londres.

Tentación [Ya en Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora