Capítulo 12

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12.1 Al Abrir las puertas

La ciudad canta sobre nosotras. El roce violento del polvo arranca fragmentos del presente, convertidos en toxinas que comienzan a consumir la fuerza. Siento el avance seductor del desierto sobre lo que solía ser el futuro, y sé que no está ocurriendo porque sea el momento. Sé que está ocurriendo porque nunca debió suceder este momento.

Desperté a causa de la voz de Eleanor, que gentil, me invitó a desayunar. Esta vez, no comeríamos pan, sino algo de fruta. Antes de que se arruinara a causa de la falta de refrigeración, como estaba sucediendo con parte de nuestros suministros. Mientras yo dormía profundamente, fatigada por liberar el demonio de mi pasado, ella había inventariado todo. Incluso había decidido pulir un poco el metal de mi fusil, pero no tuvo éxito, como imaginaba. En total, nos quedaban suficientes recursos para un par de días más, por lo que me sentí tranquila.

Me senté con cuidado, el dolor que no hube admitido antes surgió con bastante fuerza. El golpe contra esa muralla me provocó una molestia en lo que sería la mitad de la espalda hacia abajo, pero nada de gravedad.

— ¿Cómo te sientes, Mori?

— Creo que... me duele un poco la cabeza. Y siento los ojos un poco pesados, pero, creo que estoy bien.

— Excepto por la espalda, puedo notar que te estás acomodando para que no moleste tanto. Mejor deberíamos descansar un tiempo más, de todas formas, es temprano.

— Las nueve de la mañana no suena como muy temprano para mí...

— Temprano para una persona común y corriente pues. Igual no hacía mucho calor anoche, y la mañana puede ser hasta peor. Así que, descansemos un poco más, ¿está bien?

— Si tú lo dices, profesora Eleanor. De todas formas, no nos queda mucho. Debemos cruzar un par de tramos más, uno a través de las minas, nuevamente. Y, finalmente, los acueductos subterráneos.

— ¿Acueductos? ¿En el filo?

— Imagino que nunca escuchaste de eso. En teoría, es la razón por la que no todos saben que los túneles bajo Stygia son reales. Porque nadie cree que algo así existe.

— Es que, de verdad, acueductos. Eso es algo muy, muy antiguo.

— Es porque es muy antiguo, ha estado ahí hace mucho más que las minas, quizá. La estructura completa, quiero decir. Es un lugar... extraño.

— Osea, habremos pasado por muchos túneles hasta ahora, pero esos tenían propósitos que podrías estimar existieron hace unos cien años. Pero un acueducto hoy en día es prácticamente patrimonio de la humanidad, aunque...

— Sé lo que vas a preguntar. Que por qué no lo es, por qué no hay toda una iglesia construida a su alrededor, como un punto turístico. Pero la verdad, es que no estoy segura de ello. Danny tampoco, pero...

Hay cosas en las que nunca debimos haber metido las manos.

— ¿Morrigan? — su voz me recordó que estaba diciendo algo.

— Disculpa, recordé algo que me llamó la atención. Como sea, el acueducto subterráneo tampoco es una estructura muy grande, deberíamos poder cruzarlo en apenas unos minutos. Si es que no se ha caído, ahora que lo pienso.

— ¿Y si se hubiera caído?

— Tendríamos que finalizar el viaje cruzando la superficie.

Mientras comía el desayuno con extra fibra que Eleanor hubo preparado, pensaba en ese lugar. Había pasado multitud de veces a través de esa estructura, y siempre me preguntaba si realmente fue construida durante los tiempos de la minería superficial. Asumía que podía haber sido utilizada para transportar los elementos que hallaran, pero siempre había algo que no encajaba. Su aspecto.

El Sueño de EleanorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora