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"𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐡𝐢𝐞𝐥𝐨"

(Sienna)

Estoy tan a gusto durmiendo, que podría hacerlo todo el día.

Pero siento que algo me está picando en la cara.

No en serio algo me está tocando la cara.

Abro de golpe los ojos

Y lo primero que veo es a Javier inclinado sobre mi, mirándome con preocupación.

—Que... ¿que sucede? —preguntó desorientada.

—¿Hice algo estúpido anoche?

—¿Que? no, porque lo preguntas

—Es que.. no me acuerdo de nada, solo se que estaba buscando tu casa y luego me abriste la puerta.

—¿No te acuerdas de nada mas..?

—Mmm no, ¿hay algo que debería de acordarme? —Pregunta un tanto avergonzado

—No, no deberías.., solo llegaste, entraste, me dijiste que tenias sueño, yo te fui ha acostar y ya.

El me mira realmente avergonzado por la situación.

¿En serio no se acuerda de nada? ¿volveré a escucharlo decirme preciosa?

~¿Por que quieres escucharlo llamarte preciosa? No me digas que te estas enamorando..

¡¿Que?! NOO claro que no. Solo me pareció tierno, nada mas...

~Si... clarooo

AYY YA DEJAME EN PAZ!

—¿Me estas escuchando Sienna?

—¿Que? no, lo siento, ¿Qué estabas diciendo?

—Que lo mejor es que me vaya ¿no crees?

—NO!! Digo, no te vayas, igual nos íbamos a juntar en la tarde, ya son las 12:30... y ya es demasiado tarde como para ir a la escuela. —Digo mirando la hora de mi celular.

—Si.. tienes razón, ¿quieres ir a comer algo?, Yo invito, es lo mínimo que puedo hacer después de venir a molestarte anoche.

—Tranquilo no me molesta, y sobre la comida.. obvio que acepto la invitación, eso ni se pregunta —Le digo sonriendo.

El me sonríe antes de hablar —No se diga más, te espero abajo

yo solo asiento con la cabeza, lo veo cerrar la puerta, y me levanto de un salto para darme una ducha rápida.

me miro al espejo y me asusto con mi propio reflejo, ohh no.. Javier me vio asiii, con esta cara de zombie. Mátenme por favor!!

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Acabamos de llegar a un restaurante de comida italiana.

El mesero nos guía hacia una mesa desocupada, para luego anotar nuestro pedido.

Como yo no sabía que pedir, Javier pidió una lasaña para los dos.

—En verdad no me puedo creer que nunca hayas comido lasaña. —me dice Javier

—En mi defensa, yo no soy de ir a restaurantes. Yo me hago mi propia comida.

Enséñame tus colores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora