Capítulo 41

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La camioneta de Cristian estaciona en la puerta de mi apartamento y yo no puedo siquiera moverme.

Siento un hueco en mi pecho, un vació tan grande que no me permite respirar como debería, tal vez lo que menos necesito es respirar, sólo quiero a mi amiga de vuelta.

Suspiró y abro la puerta de la camioneta.

-Madison- Me llama mi padrastro y evitó mirarlo. -Llamame cualquier cosa-

Asiento murmurando un gracias y me adentro al edificio ignorando al portero que me saluda animadamente, ignoro todo mi alrededor y subo a paso lento las escaleras.

Desde que Leila murió todo va más lento, sólo pasaron tres horas y yo siento que pasó muchísimo tiempo.

Llevo una venda gigante enrollada en mi cabeza y me coloqué un gorro de lana violeta para disimular.

Tengo raspaduras en los brazos, en las piernas y un corte en el pómulo Y duele mucho pero nada duele como la muerte de mi amiga... de mi hermana.

Abro la puerta con mi llave y entró consumiendome por el silencio del lugar, todo está vacío y sin vida, son apenas las ocho de la mañana y emily debe de estar durmiendo ya que hoy tiene día libre, me lo dijo mi madre.

Suspiró y me quito el abrigo para ir a la alacena donde están las bebidas alcohólicas y destapó una botella de tequila, la llevo a mis labios y le doy tragos seguidos sin importarme el mal sabor, me quema y necesito otro tipo de dolor para aliviar el dolor que siente mi corazón.

-¿Madison?- la suave voz de mi amiga se escucha y doy la vuelta para verla confundida. -¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en el hospital, ya me contaron lo del accidentes ¿estas bien?- se acerca a paso apurado hacia mi y me abraza entonces yo la envuelvo con mis brazos y me dejo llevar, suelto todo lo que me guarde estas tres horas y lloro sin parar.

Duele, duele mucho.

-¿Qué pasa?- pregunta confundida y eso me duele más, ella no tiene ni idea. -Ey, respira- me separó de ella y niego -¿Qué pasa?-

No se como empezar, ¿como le digo a mi mejor amiga que nuestra mejor amiga de toda la vida ha muerto? ¿Que ya no estará aquí y que no volverá?

-¿Y Leila? ¿por qué no vino contigo-

Solloso ante la mención de su nombre y me tiro en el sofá.

-¿Nadie te dijo nada?-

Alza una ceja y niega.

Suspiró y muerdo mi labio inferior - Es leila-

-¿Leila? ¿Que hay con ella? ¿por qué lloras tanto?- No respondo y ella se desespera - ¡Madison!-

- Se ha ido emily- suelto en un grito desesperado- la mataron, nos la arrebataron- no me atrevo a mirarla pero se que le duele igual que a mí.

- No puede ser eso cierto- niega y yo asiento-Ella estaba a salvo en la central, ella no tendría que haber salido de allí- se levanta del sofá desesperada.

-Ella quiso salvarme- suspiró dejando salir más lagrimas.

-¿Como paso? ¡¿Por qué rayos nadie me dijo nada?!- grita y lleva su mano a la mesada logrando tirar todo lo hay allí.

- Yo quería decírtelo-

-Pues deberías haberlo hecho en el momento, tal vez yo podía haber echo algo- grita desesperada.

- No podías, Yo no pude, nadie pudo, esos infelices le disparon en mis ojos y no pude hacer nada, sólo la vi morir en mi brazos, no pude hacer nada- 

Caricias Fingidas © [#1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora