Vidas separadas

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Habían pasado 3 meses desde que Lucifer había regresado al infierno. Para Chloe no estaba siendo fácil la separación y todas las noches, antes de acostarse, leía la carta que Lucifer le había dejado a modo de despedida. Era su soporte para llevar la agonía que le causaba la espera, porque a pesar de todo, ella tenía la esperanza de que él regresaría con ella. Mientras tanto había conseguido un nuevo remplazo de Lucifer en el trabajo: Maze. Ahora ella la ayudaba en los casos más prioritarios y lo compaginaba con su trabajo de caza recompensas. Por otro lado, también se divertían fuera del trabajo. Ambas junto a Ella y a veces Linda, iban al Lux algunas noches para divertirse. Ahora el Lux lo regentaba Amenadiel, en ausencia de su hermano. Tenía que compaginar su nuevo trabajo con la aventura de ser padre. Estaba siendo todo un reto para él.

Por otro lado Lucifer se dedicaba a reinar el infierno como lo había hecho desde hacía milenios. Castigaba a las almas que más se lo merecían e imponía los castigos más severos a los peores que llegaban allí; bucles infernales para toda la eternidad. Podría hacer de nuevo este trabajo sin pestañear de no ser por que echaba de menos algo de la tierra o más bien, a alguien. Desde que había vuelto al infierno no dejaba de pensar en ella y en cómo había terminado el último día que pasaron juntos. Aún seguía dándole vueltas a lo que ella le dijo la última vez y no podía dejar de pensar que ella creía que no la quería solo por no decirle te quiero. Aún así entendía la desconfianza de ella, pero quería demostrarle que no tenía de que preocuparse, aunque ahora mismo era difícil hacerlo.

Tras varios días sin salir y después de un caso complicado, Ella propuso noche de chicas en el Lux para liberar toda la tensión acumulada; algo que el resto de las chicas aceptaron sin pestañear. A Chloe le gustaba estar allí, le hacía sentirse más cerca de Lucifer, incluso a veces subía a su ático solamente para recordar los momentos que vivió allí con él.

Llegaron a las doce en punto y entraron sin necesidad de hacer cola. Hacía mucho que estaban en la lista vip. Nada más entrar Ella y Linda fueron a la barra, mientras que Chloe y Maze fueron a sentarse a uno de los sofás. Al rato, las chicas llegaron con las bebidas y comenzaron a beber. Copa tras copa la noche transcurría; en cuestión de hora y media Ella y Linda estaban en la pista de baile dándolo todo como solían hacer.

-Me estoy quedando seca, voy a la barra ¿te traigo algo Decker? – preguntó Maze levantándose del sofá.

-No gracias, estoy bien – contestó Chloe.

Mientras Maze iba a la barra a por otra copa, Chloe vio a lo lejos a Amenadiel y fue directa a saludarlo.

-Hola Chloe – dijo Amenadiel dándole un abrazo - ¿cómo estás?

-Bien, gracias. He venido con las chicas, pero ya sabes, Linda y Ella ya están en la pista de baile.

-Como siempre – dijo Amenadiel sonriendo.

-Oye Amenadiel ¿sabes algo de Lucifer? – preguntó Chloe cambiando el tema.

-¿Lo echas de menos, verdad?

Chloe se limitó a asentir con la cabeza mientras miraba a Amenadiel con la esperanza de recibir alguna buena noticia.

-La verdad es que no. Desde que se fue no he sabido nada de él – agregó Amenadiel lamentando tener que decirle eso a Chloe.

-Está bien – contestó ella desilusionada – gracias de todas formas y por favor, si en algún momento te enteras de algo, dímelo.

-Por supuesto.

Chloe esbozó una media sonrisa y se despidió de Amenadiel para volver con las chicas. Ella y Linda ya se habían cansado de bailar y habían vuelto al sofá, por otro lado Maze estaba hablando con una chica, pero parecía que la cosa no iba bien, pues enseguida volvió al sofá con ellas. El resto de la noche transcurrió divertida y Chloe pudo despejar su mente un rato para pasarlo bien con las chicas. Cuando estaban a punto de ir se, Amenadiel le hizo una señal a Chloe para que se acercara.

-¿Qué sucede? - preguntó ella.

-He estado pensando en lo que me has dicho antes y voy a bajar a ver a Lucifer – comentó Amenadiel.

Los ojos de Chloe se iluminaron y no pudo evitar esbozar una sonrisa de felicidad en su rostro.

-Y he estado pensando en que si quieres, podría llevarle un mensaje de tu parte o una carta, lo que tu prefieras – prosiguió él.

-Sí, me encantaría - contestó Chloe – déjame esta noche para escribirla y mañana por la mañana me paso a dártela.

-Perfecto – finalizó él despidiéndose de Chloe y marchándose a casa con Linda.

Nada más llegar a casa, Chloe se quitó los zapatos, fue a por bolígrafo y papel y se sentó en la mesa de la cocina para comenzar a escribir. No le llevó mucho tiempo, pues tenía muy claro lo que le iba a decir. Al acabar, guardó la carta en un sobre y se fue a dormir. A la mañana siguiente se levantó rápidamente para desayunar, arreglarse e ir se al Lux. Allí se encontraba Amenadiel con Charlie en brazos.

-Buenos días Chloe – dijo él nada más verla entrar.

-Buenos días. Veo que hoy te toca estar de niñera – contestó ella haciéndole gestos divertidos al bebé.

-Sí, me lo traje para que Linda pudiera descansar la resaca que tiene.

Chloe se limitó a reír mientras sacaba de su bolso el sobre para dárselo a Amenadiel.

-Muy bien – contestó Amenadiel cogiendo el sobre – iré esta tarde cuando Linda se encuentre mejor y pueda quedarse con Charlie.

Chloe asintió y se quedó un rato hablando con él antes de ir se a recoger a Trixie para pasar el día con ella.

Amenadiel volvió a casa con Charlie para la hora de comer. Linda al parecer se encontraba mejor después de dormir un rato y tomarse una pastilla para el dolor de cabeza. Comieron juntos, Amenadiel jugó con Charlie un par de horas y después se lo dejó a Linda para ir a ver a Lucifer.

En el infierno, Lucifer estaba caminando por los pasillos, contemplando a través de las ventanas de las celdas que todo funcionase bien, cuando una voz familiar pronunció su nombre. Se giró para comprobar sus sospechas y allí se encontró a Amenadiel, que cerraba sus alas para acercarse a él.

-Hermano ¿cómo tú por aquí? – preguntó Lucifer con tono sarcástico.

-He venido a ver cómo estabas – contestó Amenadiel.

-Bueno, es el infierno, simplemente estoy. Pero dudo que hayas venido solo a ver cómo me encuentro.

Amenadiel sonrió sabiendo que su hermano lo conocía bien y sacó del bolsillo el sobre que le había dado Chloe.

-Esto es para ti – dijo Amenadiel extendiéndole el sobre.

-¿Qué es? – preguntó Lucifer agarrándolo.

-Me lo ha dado Chloe para ti.

Los ojos de Lucifer se iluminaron y de pronto su corazón comenzó a latir aceleradamente. Habían pasado 3 meses en la tierra, pero habían sido miles de años en el infierno y tener algo de Chloe en ese momento lo hacía muy feliz.

-Bueno Luci, me alegro de que estés bien. Te dejo solo para que puedas leerla – finalizó Amenadiel desplegando sus alas para emprender el vuelo.

Lucifer observó como su hermano se marchaba y después posó la mirada en el sobre. Estaba ansioso por leer lo que ponía, pero no quería hacerlo ahí en medio. Sacó sus alas y voló hasta su trono para estar más cómodo. Nada más llegar, abrió el sobre con cuidado y sacó la carta lentamente. Olía al perfume de Chloe. Eso lo hizo sonreír. Después desdobló la carta y comenzó a leer para sí mismo.

"Querido Lucifer, desde que te fuiste nada ha sido lo mismo para mí. Te echo mucho de menos. Ojalá hubiera podido despedirme de ti y haberte dicho en persona que no pienso lo que te dije el último día que nos vimos. Esa noche cuando volvía a casa, me di cuenta del error que había cometido contigo y volví para pedirte perdón, pero no te encontré y vi tu carta. Quiero que sepas que no pienso lo que te dije, que sé que tú me quieres a tu manera y si no me lo has dicho será por alguna razón, pero no quiero presionarte a que digas nada si no estás preparado. Sólo recuerda que yo siempre te estaré esperando. Te quiero. Chloe" 

Desde el infierno con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora