El asesinato de Lucifer

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Miguel voló hasta una instalación vacía para reponerse de la pelea que previamente había tenido con Lucifer unas horas atrás. Se sentía furioso y herido por haber perdido una vez más contra su hermano gemelo y solo pensaba en como destruirlo completamente. Sabía que no era lo suficientemente fuerte para derrotarlo él mismo, así que pensó en la debilidad de Lucifer; la vulnerabilidad que tenía cuando estaba con la detective. Decidió que esta vez dejaría el trabajo sucio a otra persona, y que mejor persona que un alma atormentada por la culpa y el vacío de haber perdido al amor de su vida. Sabía que no sería difícil poder manipular a Dan a su voluntad, por lo que pasó la noche en la instalación para ir a buscarlo cuando terminase de trabajar al día siguiente.

Lo observó de cerca durante todo el día, sin que este se percatara y lo siguió hasta su casa cuando acabó la jornada laboral. Esperó una hora después de que Dan llegara a casa y llamó a su puerta.

-Lucifer ¿Qué haces aquí? – preguntó Dan extrañado.

-No soy Lucifer, soy su hermano gemelo, Miguel – contestó Miguel y señalando la cicatriz en su cara prosiguió - ¿ves?

-No sabía que Lucifer tenía un hermano gemelo.

-Hay muchas cosas que no sabes Daniel ¿puedo pasar? Te lo contaré todo – alegó Miguel.

Dan dudó durante unos segundos, pero acabó dejando pasar a Miguel al interior de su casa con cierto recelo. Después se colocó en frente y le hizo una señal con la cabeza para que hablara.

-Antes de nada tienes que saber que mi hermano nunca ha mentido sobre quién era – comenzó diciendo Miguel – él es el diablo.

-Si, claro – contestó Dan riéndose de tal comentario.

-Como no puedo demostrártelo ahora mismo, te mostraré otra cosa para que me creas – dijo Miguel haciéndose a un lado para desplegar sus alas negras.

Dan abrió la boca de par en par, anonadado por lo que estaba viendo. Se quedó rígido y sin habla durante un par de minutos y Miguel aprovechó para continuar.

-Soy un ángel como podrás ver, al igual que mi hermano Amenadiel y mi hermano Lucifer. Pero Lucifer es el ángel caído, el que provocó la rebelión contra Dios y padre lo mandó al infierno durante toda la eternidad. Él siempre ha contado la verdad, pero para vosotros los humanos eso fue difícil de creer.

-Entonces es verdad – dijo Dan tragando saliva – todo es verdad.

-Así es  – añadió Miguel – y por eso es que necesito tu ayuda.

Dan dejó a un lado las palabras que acababa de decir Miguel y pensó en Charlotte por un momento. Pensó en lo que le dijo Amenadiel cuando ella murió, que estaba en el cielo.

-¿Entonces Charlotte está en el cielo? – preguntó Dan.

-Por supuesto que está allí.

Dan sonrió durante unos segundos, pero enseguida su sonrisa decayó. Pensó en todas las cosas malas que había hecho y que no podría reunirse con ella en el cielo por ello.

-Sé lo que estás pensando Daniel y hay una forma de cambiar eso – interrumpió Miguel los pensamientos de Dan para llamar su atención – ayúdame y tendrás tu pase al cielo.

-¿Eso es posible? – preguntó Dan esperanzado.

-Por supuesto. Soy la mano derecha de Dios y además, lo que tienes que hacer te abrirá las puertas del cielo de par en par.

-¿Qué tengo que hacer?

-Matar a Lucifer – añadió Miguel con una mirada asesina.

-No puedo hacer eso – contestó Dan confundido – ¿Cómo matar a Lucifer me va a dar la entrada al cielo? Además ¿no se supone que es inmortal?

-Tranquilo Daniel, te lo explicaré todo.

Miguel le contó con calma que Lucifer era un peligro para la tierra y para todos los que estuvieran a su alrededor. Que su sitio era el infierno y cuanto más tiempo pasara fuera de allí, peores consecuencias habrían. Consiguió convencerlo tras una hora y añadir que su hija corría peligro estando cerca, ayudó mucho a ello. También le explicó que Lucifer era vulnerable cuando estaba con Chloe por el amor que sentía por ella y que era en ese momento cuando tenía que aprovechar para matarlo.

-Chloe me va a odiar – dijo Dan mientras daba vueltas a la habitación, llevándose las manos a la cabeza.

-Se le pasará, lo estás haciendo por su bien – contestó Miguel intentando suavizar las cosas.

-¿Ella lo sabe?

-Sí, pero está tan ciega con él, que no quiere ver lo peligroso que es que él esté aquí.

Dan suspiró mientras seguía dando vueltas por la habitación, mentalizándose de que matar a Lucifer era lo correcto para salvar a la humanidad.

-Pero ¿por qué no puedes hacerlo tú? – preguntó Dan como última duda.

-Si lo mato yo volverá al infierno, pero podrá volver a salir cuando quiera, porque entre ángeles funciona así. En cambio, si lo mata un humano eso hará que se quede allí para siempre – mintió Miguel dando la última estocada.

Dan asintió convencido, aunque en el fondo seguía teniendo dudas, pero el hecho de que algún día pudiera volver a ver a Charlotte le dio la fuerza que necesitaba para hacerlo.

Esperó a la noche para llevar a cabo el plan orquestado por Miguel y llamó a Chloe para asegurarse de que estaba con Lucifer. Una vez que supo que estaba en su ático fue hacía allí con una pistola escondida en la parte trasera de su pantalón. Subió al ascensor y pulsó el botón para ascender hacía la parte de arriba. Estaba nervioso pero intentó calmarse diciéndose para sí mismo que lo que iba a hacer era lo correcto.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, encontró a Lucifer sentado en el sofá bebiendo una copa de whisky. No había rastro de Chloe en la sala en ese momento.

-Daniel ¿Qué haces aquí? – preguntó Lucifer extrañado mientras se levantaba del sofá y se acercaba a él.

-¿Dónde está Chloe?

-En el baño –añadió Lucifer - ¿Qué ocurre?

Dan suspiró aliviado, ya que no quería tener que disparar a Lucifer delante de ella y después se llevó las manos a la espalda para sacar su arma y apuntar al pecho de Lucifer.

-Lo siento – dijo Dan susurrando entre lágrimas por lo que iba a hacer.

Lucifer lo miró confundido y luego miró hacía la entrada de la habitación donde ahora se encontraba Chloe mirando la escena.

-¡Dan no! – gritó Chloe.

Dan giró su cabeza para mirar hacía Chloe y con una mirada de culpabilidad bajó un momento el arma, después miró de nuevo a Lucifer y volvió a apuntarle.

-Lo siento – volvió a decir Dan mientras apretaba el gatillo del arma.

La bala impactó en el pecho de Lucifer, haciendo que este cayera de espaldas contra el frío suelo del ático.

Desde el infierno con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora