Final feliz

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-Me alegro de que estéis aquí los dos – dijo Linda con una sonrisa.

Lucifer y Miguel se encontraban sentados a ambos lados opuestos del sofá, sin ni siquiera cruzar miradas entre ellos. El ambiente de la sala era tenso y Linda sabía que iba a ser una sesión bastante difícil, eso sin incluir que eran dos seres celestiales a los que tenía que hacer terapia.

-Muy bien, vamos a poner las reglas antes de comenzar – dijo ella ante el silencio de los dos hermanos – cuando hable uno, el otro tiene que estar en total silencio y escuchando; no quiero interrupciones. Cada uno tendrá su turno para hablar ¿entendido?

Ambos hermanos asintieron ante las palabras de Linda, pero ella sabía que aunque ellos lo entendieran, seguramente acabarían interrumpiéndose y discutiendo entre ellos.

-Miguel, como nunca has estado en una sesión ¿Qué te parece si empiezas tú? – preguntó Linda dirigiéndose a él.

-¿Yo? – contestó él confundido – está bien, pero no tengo claro lo que tengo que decir.

-Tienes que hablar de tus sentimientos, de lo que piensas, de lo que te preocupa, cualquier cosa que sientas que tienes que decir – aclaró Linda.

-Si tengo que decir todo eso, quizás no acabemos nunca doctora.

-Oh venga Miguel, deja de dramatizar y empieza de una vez – intervino Lucifer sin ni siquiera mirar a su hermano.

Miguel lanzó una mirada molesta hacía su hermano, mientras Linda trataba de que mantuvieran la calma. Todavía no habían empezado y ya sentía que todo se iba a desmoronar, que ambos acabarían a puñetazos en mitad de la sala.

-Todo empezó cuando padre nos creó a mí y a Lucifer o por aquel entonces, Samael – hizo una breve pausa para mirar a su hermano – ahí empezó mi desgracia.

-¿Por qué? – preguntó Linda tomando nota de lo que Miguel contaba.

-Porque compartir cara con el portador de la luz, el favorito de padre, no es precisamente lo mejor del mundo.

-¡Venga ya! – exclamó Lucifer volviéndose hacía su hermano – no soy el favorito de padre.

-Claro que lo eres – contestó Miguel antes de que Linda pudiera intervenir – siempre lo has sido.

-Claro y al ser su favorito me destierra y me manda al infierno ¿no?

-Te dio tu propio reino después de que te rebelaras hacía él, yo no veo donde está el castigo.

-¿Crees que estar en el infierno fue un regalo? – preguntó Lucifer furioso mientras se levantaba del sofá.

-Por supuesto – contestó Miguel levantándose y poniéndose a la altura de su hermano – te dio el libre albedrío que tú tanto querías, en tu propio reino e incluso no intervino cuando decidiste mudarte a la tierra, al contrario, decidió que el infierno no necesitaba guardián para que no volvieras y además, te resucitó cuando fuiste al infierno, decidiendo que ya no necesitabas castigarte más. Y después de todo esto ¿me vas a decir que no eres su favorito?

-Chicos, por favor... - intentó intervenir Linda para calmar las cosas.

-No tienes ni idea de por todo lo que he pasado – continuó Lucifer – el infierno no fue un regalo. Yo no quería eso, no quería torturar almas, no quería sentirme como un monstruo. Tú en cambio lo has tenido todo allí en la Ciudad Plateada.

-He vivido siempre a tu sombra Samael, desde el día que fuimos creados. Siempre comparándome contigo, porque a pesar de ser desterrado, aun te sentías presente allí, a cada momento. Nunca voy a poder hacer lo suficiente para estar a tu altura.

Desde el infierno con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora