Libertad

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Chloe se acercó al cuerpo sin vida de Lucifer y se arrodilló delante de él para abrazarlo mientras lloraba desconsoladamente. Dan se quedó inmóvil contemplando lo que acababa de hacer y comenzó a sollozar palabras ininteligibles.

-¿Por qué has hecho eso? – preguntó Chloe enfadada mientras se dirigía hacía Dan para quitarle la pistola.

-¡Era el diablo! – gritó Dan angustiado – tenía que hacerlo para protegerte a ti, a nuestra hija, a la humanidad.

-¿Pero qué estás diciendo?

-Sí, él no pertenecía aquí y cuanto más tiempo pasara peor sería para todos y en el fondo tú lo sabes Chloe.

-No, no es así, todo eso son habladurías – contestó Chloe todavía enfadada – nada de lo que pone en los libros es verdad.

-No lo leí en un libro, me lo dijo un ángel.

-¿Qué ángel? – preguntó Chloe sospechando quién habría sido.

-Miguel.

Chloe se llevó las manos a la cabeza y después dio un golpe con la mano a la barra.

-Miguel es un mentiroso Dan, ya lo hizo una vez conmigo. ¿Cómo has podido creerle sin ni siquiera conocerle?

-Me dio buenas razones para hacerlo – contestó Dan empezando a sentirse culpable por lo que había hecho – me dijo que ayudándole podría ir al cielo y volver a ver a Charlotte.

-Lo siento Dan – dijo Chloe posando su mano encima del hombro de él - te ha engañado.

Dan se derrumbó sobre uno de los taburetes de la barra y comenzó a llorar mientras contemplaba el cuerpo sin vida de Lucifer tirado en el suelo.

Lucifer llegó al infierno tras morir y se percató que estaba en una de las celdas; en un bucle infernal de los que él mismo había creado. Era irónico que el que fuera rey del infierno, ahora estuviera encerrado y a punto de revivir una y otra vez su propio infierno. El recuerdo y la culpabilidad de haber matado a su hermano Uriel para proteger a su madre y a la detective, comenzó a hacerse presente en la sala. Revivió una y otra vez la puñalada que le asestó a su hermano, causándole la muerte casi instantánea. La angustia y el dolor comenzaron a hacer eco por cada parte de su cuerpo cada vez que el bucle volvía a repetirse.

Cuando el bucle estaba por comenzar de nuevo, se paró de pronto y la puerta de la celda se abrió de par en par. Lucifer salió de allí confundido y un rayo de luz iluminó uno de los pasillos, algo imposible allí abajo.

-Ya has pagado por tus propios pecados hijo, no tienes que estar aquí más tiempo – dijo una voz familiar - este ya no es tu sitio.

-¿Padre? – preguntó Lucifer.

El rayo de luz se disipó y con él la voz de Dios. Lucifer miró hacia arriba y fue transportado de nuevo a su cuerpo que seguía tirado en el suelo de su ático. Abrió los ojos y se levantó sin mucho esfuerzo. En la sala no había rastro de Chloe, ni de Dan. Lucifer se acercó a servirse una copa de whisky cuando las puertas del ascensor se abrieron.

-¡Lucifer! – gritó Chloe asombrada al verlo y enseguida corrió a abrazarlo.

Él le devolvió el abrazo, dándole un pequeño beso en la cabeza. Maze, que se encontraba todavía en el interior del ascensor, salió de el y se acercó a la barra.

-¿Tú no estabas muerto? – preguntó Maze lanzando una mirada a Lucifer.

-Sí, pero ya ni en el infierno me quieren – bromeó Lucifer separándose del abrazo de Chloe.

-¿Qué ha pasado? – preguntó Chloe confundida.

-Estaba en mi propio bucle infernal cuando mi padre me sacó de allí y...

-¿Dios intervino para ayudarte? – interrumpió Maze sorprendida.

-Sí, es raro ¿verdad? – añadió Lucifer todavía bromeando.

-Y que lo digas – asintió Maze – bueno ya que no estás muerto, me voy a seguir con mis cosas.

Maze hizo un gesto de despedida con la cabeza y se marchó del ático. Lucifer miró a Chloe y le lanzó una pequeña sonrisa ante la mirada perpleja de ella.

-¿Qué pasa detective? – preguntó Lucifer confundido.

-Me alegro de que estés bien – contestó Chloe abrazándolo de nuevo – pensaba que te había perdido.

-Nunca me vas a perder – contestó Lucifer besando los labios de Chloe.

Después de ese pequeño beso, comenzaron a besarse más apasionadamente. Lucifer levantó a Chloe agarrando sus muslos mientras Chloe rodeaba su cintura con sus piernas y la llevó hacía el dormitorio para tumbarla sobre la cama y colocarse encima de ella. Después, la contempló durante unos segundos en silencio.

-¿Qué pasa? – preguntó Chloe entre risas.

-Nada, solo miro lo preciosa que eres detective – contestó Lucifer cautivado por ella.

-Ven aquí anda – dijo Chloe ruborizada, agarrando el cuello de Lucifer para acercarlo a ella y besarlo.

Mientras tanto, Dan había vuelto a su casa convencido de que había matado a Lucifer y sintiéndose un imbécil por haber creído las mentiras de Miguel. Empezó a pensar que a su lista de cosas malas, había sumado una más y que jamás volvería a ver a Charlotte. "Me lo merezco por todo lo malo que he hecho" pensó para sus adentros.

Una hora después, tras vaciar el mini bar de su sala de estar, el timbre de su casa sonó. Tambaleándose por la borrachera que tenía, llegó hasta la puerta y la abrió con cierta dificultad.

-Dan, amigo mío. ¿Lo has matado ya? – preguntó Miguel sonriendo.

-¡Hijo de puta! – gritó Dan abalanzándose como pudo hacía él.

Miguel esquivó a Dan fácilmente y este cayó al suelo torpemente. Miguel lo agarró de la chaqueta y lo metió al interior de la casa, tirándolo al suelo y cerrando la puerta.

-Por tu estado imagino que lo has hecho ya – dijo Miguel esta vez con un tono menos complaciente en su voz.

-Me mentiste para que te ayudara – respondió Dan intentando levantarse del suelo.

-Mírate, eres patético – declaró Miguel dando una patada a Dan y haciendo que volviera a caer al suelo – ha sido muy fácil manipularte.

Dan profirió una mueca de dolor al golpearse el codo contra el suelo al caer y se quedó allí durante un rato mientras Miguel continuó hablando, dando vueltas alrededor de él.

-Los humanos sois débiles, maleables y cuando se trata de hacer algo a cambio de otra cosa, lo hacéis sin rechistar. Sois egoístas por naturaleza; no te importó matar al diablo a cambio de algo que te iba a beneficiar a ti.

-No quiero ir al infierno – sollozó Dan lanzándole una mirada de súplica.

-Ibas a ir de todos modos aunque no lo hubieras matado, pero gracias por el favor Daniel – añadió Miguel y se marchó de la casa.

Dan se quedó en el suelo, sin ni siquiera hacer un intento por levantarse de nuevo. Se sentía destruido;  incluso peor que cuando perdió a Charlotte y sabía que esta vez no podría recomponerse de nuevo.

Desde el infierno con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora