Impostor

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Lucifer llegó a su ático y nada más entrar se dirigió a la barra. Se sirvió una copa de whisky y le dio un trago largo.

-Qué rápido vuelan las noticias – dijo una voz desde el fondo de la habitación.

Lucifer se terminó la copa antes de voltearse hacía la entrada de la habitación para ver a Miguel saliendo de allí.

-¿Pensaste que resultaría tu plan de hacerte pasar por mi? – preguntó Lucifer muy sereno.

-Ha estado funcionando muy bien mientras no estabas, así que sí – respondió Miguel con tono vacilón.

Lucifer sonrió de manera forzada y se acercó a Miguel, que ahora se encontraba en frente del sofá, desafiándole con la mirada.

-Se acabó tu juego Miguel.

-Oh, no ha hecho nada más que empezar – contestó él sarcásticamente antes de alzar su puño para golpear a Lucifer.

Lucifer paró el golpe con su mano izquierda y propinó un puñetazo a Miguel con su puño derecho. Miguel perdió el equilibrio por un momento y desplegó sus alas para mantener la compostura. Después las cerró instintivamente y se lanzó a por Lucifer. Ambos mantuvieron una pelea bastante acalorada, hasta que Lucifer agarró a su hermano de manera que este no pudiera moverse, quedando inmovilizado a su merced.

-Nunca me ganaste y nunca lo harás – alardeó Lucifer sujetando a Miguel con fuerza.

-Hay otras formas de arruinar tu estúpida vida – gruñó Miguel en un intento de liberarse.

Lucifer rio sarcásticamente y sacó de su bolsillo trasero uno de los cuchillos que le había pedido a Maze antes de dirigirse al ático.

-Ahora mismo me voy a encargar de eso – añadió Lucifer pasando el cuchillo por la cara de Miguel y provocándole una herida – ya no habrán confusiones querido hermano.

Miguel profirió un grito de dolor antes de ser soltado de las garras de su hermano.

-Y ahora márchate de mi casa y por supuesto, aléjate de la detective o la próxima vez te haré algo más que una simple herida – dijo Lucifer señalando el ascensor.

Miguel lo miró con odio mientras se levantaba, tapando media cara con sus manos que enseguida se mancharon de sangre. Caminó hacía el ascensor y antes de presionar el botón para bajar añadió.

-Esto no va a quedar así Lucifer.

Lucifer tiró el cuchillo encima de la barra y se sirvió otra copa. Tras un rato, se cambió de ropa y se dirigió a hablar con Linda. Tenía que contarle que Amenadiel estaba en el infierno haciéndole el favor. Llegó a su casa y Linda lo recibió con los brazos abiertos.

-Lucifer ¡Cuánto tiempo! – exclamó ella al verlo.

-Mucho doctora.

-¿Qué te trae por aquí? ¿Es solo una visita o necesitas hablar de algo? – preguntó ella mientras le invitaba a sentarse.

-En realidad es sobre Amenadiel. Si no está aquí es porque ha tenido que cubrirme en el infierno mientras yo ponía en orden las cosas.

-Si bueno, sobre eso...

Unos ruidos de bebé se oyeron detrás de Lucifer y este volteó enseguida a ver. Frente a él se encontró a Amenadiel con Charlie en brazos.

-Hola Luci – saludó Amenadiel.

-Hermano ¿Qué haces aquí? – preguntó Lucifer confundido.

-Yo os dejo para que habléis tranquilos – añadió Linda agarrando a Charlie y llevándoselo a la habitación.

-Estaba dando una vuelta por los pasillos del infierno cuando una voz me habló – contó Amenadiel mientras se sentaba frente a su hermano.

-¿Era padre?

-Sí – confirmó Amenadiel – me dijo que ya no hacía falta que nadie custodiara el infierno, así que volví.

Lucifer se levantó del asiento, llevándose las manos a la cabeza mientras reía molestamente. Se acercó al pequeño mini bar de la salita y sacó una botella de ron. A continuación, agarró un vaso de la vidriera y lo llenó para después beberlo de un trago.

-Llevo eones en el infierno y padre jamás me habló – dijo haciendo una breve pausa para después proseguir – en cambio tú te quedas medio día y resulta que ahora el infierno no necesita un guardián.

-Los caminos de padre son inescrutables Luci.

-Si tienen que ver conmigo desde luego – añadió Lucifer sarcásticamente.

-Mira el lado positivo, así ya no tendrás que volver, puedes quedarte y estar con Chloe.

-Sí, pero me preocupa Miguel. Algo está tramando.

-No te preocupes hermano, lo controlaremos – contestó Amenadiel posando una mano en el hombro de su hermano – ahora disfruta tu vuelta a la tierra.

Lucifer asintió con la cabeza y se marchó a casa de Chloe para contarle las buenas noticias. Llegó después de la cena, por lo que Trixie ya estaba acostada y podían hablar tranquilamente en el sofá.

-¿Entonces ya no tienes que volver al infierno nunca más? – preguntó Chloe emocionada.

-Eso parece detective – contestó Lucifer pasando una mano por el rostro de Chloe.

-Eso es maravilloso Lucifer – dijo ella abrazándolo.

Lucifer la abrazó con ternura, hundiendo su cabeza en el cuello de ella, para darle un pequeño beso.

-Ya no nos volveremos a separar detective – añadió él con una sonrisa de felicidad.

Chloe posó sus manos en el rostro de Lucifer y lo besó lentamente. Él respondió a su beso llevando sus manos a la cintura de ella. El ambiente empezaba a caldearse cuando la voz de Trixie sonó asustada desde la habitación.

-Un momento – dijo Chloe apartándose de Lucifer para ir a ver qué pasaba.

Chloe entró en la habitación de Trixie para descubrir que la pequeña había tenido una pesadilla. Se sentó en la cama, al lado de ella para tranquilizarla mientras la rodeaba con sus brazos.

-Mamá quédate a dormir conmigo – dijo Trixie con voz temblorosa.

Lucifer, que se había levantado para ver qué pasaba, contempló la escena y sonrió. Chloe se percató que él estaba mirando y asintió con una pequeña sonrisa.

-Claro que si monito, pero espera un momento, vengo ya.

Chloe salió por la puerta de la habitación, acompañada de Lucifer y se disculpó por no poder quedarse con él.

-No pasa nada detective, tu hija es lo primero – mencionó Lucifer rodeando a Chloe con sus brazos – tenemos todo el tiempo del mundo.

Chloe posó sus manos sobre los hombros de Lucifer para después posarlas sobre su nuca y darle un beso de despedida.

-Mañana nos vemos en la comisaría – dijo ella.

-Allí estaré – finalizó él marchándose de la casa.

Desde el infierno con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora