Amor instantáneo [Libro #2 Saga Destinos]

10. Celos

RHETT

Pongo la almohada sobre mi rostro intentado evitar así que los ruidos de la chica que está en la habitación de Ezra no llenen toda mi habitación. Cuando llegue de Nómadas Ezra tenía visita y Grayson no estaba en casa así que me fui directo a mi dormir. Ezra lleva varios días encerrado en la habitación. Desde que lo dejo con Ava apenas pasa tiempo con nosotros y Grayson suele pasar el rato que tiene libre con Noora por lo que estoy solo la mayor parte del tiempo aunque también lo merezco. Desde lo ocurrido con Ava, Grayson apenas puede mirarme a la cara. Cuando estamos Ezra, Grayson y yo en la misma habitación invento alguna excusa para salir de allí. No puedo estar al lado de uno de mis mejores amigos mintiéndole a la cara.

Cuando parece que el festín de sexo va a acabar todo comienza de nuevo. Doy un grito ahogado de frustración contra la almohada y me voy al salón dando un portazo al salir de mi habitación. Si no puedo dormir al menos aprovecharé que puedo ver en el salón cualquier película en Netflix. Enciendo el televisor y continuo la última película que comencé a ver el fin de semana pasado. Nunca conseguí ver una película completa ni siquiera en el cine.  Mis ojos siempre comienzan a sentirse pesados cuando llevo unos minutos viéndola y sin darme cuenta caigo dormido.

Mi móvil se ilumina y suena la llegada de un mensaje. Con un intento de desgano, que no es verdadero, miro quien es el remitente y aunque no lo quiero admitir me apena que no sea Ava. Hace un par de horas me escribió para preguntarme si había ocurrido algo la última vez que la vi. Recibí una llamada y tuve que irme sin darle explicación alguna. No fue la despedida más caballeroso del mundo y mucho menos lo que le contesté de vuelta pero nadie de aquí sabe la verdad sobre mi familia y Ava tampoco será la primera en saberlo. Aparece en mi vida como un huracán, destrozando todo a mi alrededor y se va como si no hubiese ocurrido nada. Ella no puede aparecer en mi vida cuando quiera, destrozarla y volver a comenzar cada vez que le plazca. La chica pelirroja de piernas altas y labios rojos va dejando un camino de cenizas por donde pasa. Ezra y yo somos una prueba viviente de ello. Jamás vi a Ezra pasarlo tan mal por una chica y aunque yo tengo parte de culpa me prometí una y otra vez que jamás volvería a ocurrir. Por mucho que Ava llamase mi atención desde primero no puedo volver a caer con ella porque eso supondrá tener que contarle la verdad a Ezra y perderlo a él. No puedo perder a uno de mis mejores amigos por una chica que no podrá soportar la verdad sobre mi vida por más de cinco minutos.

En algún momento de la madrugada los gritos cesaron y me dormí en el sofá. A la mañana siguiente, la luz del balcón ilumina todo el salón y me despierta. Escucho a Ezra hablar con la chica en su habitación pero sigo tan soñoliento que no logro entender nada de lo que dicen. La puerta de la habitación de Ezra se abre y me siento rápidamente en el sofá. No quiero parecer un maleducado pero lo que sí soy es un cotilla. Cuando la chica sale de la habitación yo vuelvo mi cabeza para ver a la culpable que no me ha dejado pegar ojo en toda la noche pero en cuanto mi mirada se cruza con la suya siento algo mal en mi interior. Ava sale de la habitación de Ezra con una cola alta despeinada y un vestido que le queda espectacular. No me hacía faltar escuchar lo de anoche para saber que se habían acostado.

—Buenos días—Ava me sonríe de boca cerrada y sigue su camino hacia la puerta de casa seguida de Ezra.

—Te llamo después—escucho decir a Ezra.

Ezra vuelve al salón sonriendo. Hace mucho que no veía esa luz en su mirada y siento como si me hubiesen dado una patada en mi estómago. ¿Cuándo me convertí en un amigo de mierda? Siempre fui el que se preocupaba por todos. Fui el padre del grupo, el que sacaba las castañas del fuego por todos y ahora me he convertido en una mierda de persona. Me siento mal por la felicidad de mi amigo cuando debería estar feliz por ello. Mi empatía en este último mes ha bajado de 100 a 0 sin darme cuenta.