17. la invitación

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AVA

Los rayos de sol dan en mi rostro resaltando las pecas de mis mejillas que se vuelven rosadas a medida que paso el tiempo en el jardín de casa. Draco corre de un lado a otro mientras yo le saco cientos de foto. Es lo único que he hecho desde que estoy de vuelta. Sacarle fotos al pobre Draco a quien no parecer que le moleste ser mi modelo.

Examino las fotos que le he sacado al perro. Podría crear un porfolio con la cantidad de fotos que le he tomado. Incluso podría cambiar el tema de mi proyecto el que todavía no he entregado. Con todo lo ocurrido estos últimos meses el proyecto quedó en segundo lugar y no seguí con el. Por suerte mi tutor me dio la oportunidad de entregarlo después de verano.

—Draco—Luka entra al jardín gritando el nombre del perro. Lleva unas gafas de sol, su camisa está abierta hasta la mitad de su pecho y tiene sangre en su labio inferior.

—¿Qué te ha pasado?—pregunto.

Luka salió anoche y no dio señales de vida hasta ahora que puedo asegurar que es casi la hora de comer. Adele estaba preocupada. Luka tuvo una adolescencia rebelde y desaparecía durante días los cuales pasaba de fiesta y llegaba a casa golpeado y magullado por todo el cuerpo.

—Nada—gruñe—Draco—lo llama de nuevo. Draco corre hacia él. Luka acaricia su cabeza y le hace una señal para que lo siga. Luka no duerme sin Draco. Es una pequeña obsesión que tiene y he descubierta estas dos últimas semanas. Deja que pase todo el tiempo que quiera con Draco pero a la hora de dormir no cede. 

Entro a casa y me encuentro a Adele sentada en la isla de la cocina fumando un cigarro. Ella se levanta enciende el grifo y apaga el cigarro.

—No le digas nada a tu padre—sé que se refiere a fumar. Papá odia el tabaco.

—¿Estás bien?—sus ojos están inflamados.

—Sí—asiente.

—¿Es por Luka?

—Estaba preocupada por él. Cuando sale y no da señales de vida pienso que le ha ocurrido algo.

—Luka es mayor. Sabe lo que tiene que hacer.

—Luka tiene unos amigos que no le convienen. SI tan solo le interesaran de nuevo los estudios—Adele suspira—Ojalá Luka fuese como tú. Sería todo tan fácil.

No quiero preguntar más sobre el tema. Luka es un chico joven que le gusta ir de fiesta y cometer errores. Yo soy la primera que comete de estos últimos. ¿Quién soy yo para juzgarlo?

—Anoche le dije que comenzaría la universidad el próximo curso y no lo tomó bien—dice Adele—Se marchó enfadado y pensaba... no sé...—las lágrimas vuelven a sus ojos—Yo...

—¿Adele?—papá llama a Adele y ella limpia las lágrimas de sus ojos.

—No digas nada—me suplica y asiento.

Papá llega a la cocina con dos cubos llenos de verduras. Su huerto va viento en popa y está contento por ello. Creo que jamás hemos comido tan bien en casa como desde que papá tiene el huerto. Papá y Adele comienzan a comportase de manera empalagosa y decido que es hora de irme de la cocina.

Subo a mi habitación y dejo la cámara en el escritorio. Desconecto el móvil de la corriente y leo el mensaje de Noora que tengo por abrir. Noora me escribe para invitarme a pasar unos días en Italia. Mi chica finalmente se mudó a Milán después de que Grayson se recuperara de la lesión, alquilaron un pequeño piso a las afueras de la ciudad que pagan a medias gracias al sueldo de Grayson y las prácticas remuneradas que la señora Andrew consiguió a Noora en un hospital de allí. Mi chica tuvo su final feliz con el chico al que ama. ¿Puedo estar más orgullosa de ella?

Amor instantáneo [Libro #2 Saga Destinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora