hacer reir

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El sonido de los movimientos desesperados de los dedos sobre los controles de la consola, acompañado de las pisadas ansiosas sobre el suelo y el ruido de el videojuego era la sinfónica que acompañaba esa tarde

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El sonido de los movimientos desesperados de los dedos sobre los controles de la consola, acompañado de las pisadas ansiosas sobre el suelo y el ruido de el videojuego era la sinfónica que acompañaba esa tarde.

–Tienes que subir Pascua– Confi estaba concentrado en su partida, intentando acabar con los enemigos en la parte superior del mapa, mientras que Pascua solo daba vueltas en la ruta.

–Nos falta una estrella, sino no vamos a tener la puntuación máxima del nivel, a ver pérame tantitooo– El de rastas respondió, alargando la o de la última palabra hasta que de pronto el personaje del oji-castaño caía en una trampa y explotaba y aparecía "Game over" en la pantalla.

Las cosas habían estado mejorando. Las noches de juego de mesa los fines de semana se volvieron algo habitual junto a las salidas y charlas con Patín Patán. De nuevo rebuscando en las cajas de la habitación encontró pequeños tesoros como una consola de videojuegos.

–Ah, mira; ahora tenemos que repetir todo el nivel de nuevo– Se quejó Confi, pero al no recibir constestación de su hermano se giró y lo observó riendose mientras tecleaba algo en el celular– ¿Qué miras?

–¿Eh? Ah, estoy hablando con un carnalito, se llama Ferdinand ¿No te he hablado de él?

– Pues... no. Pero se escucha increible.

– Y lo es – Pascua giró el celular para que su hermano pudiera leer un poco de las conversaciones que tenían, justo en el exacto momento en el que Ferdinand le escribiera un mensaje a Pascua, refiriendose al segundo como "Cabeza de Maruchan".

Confi frunció el ceño; por la expresión del rostro de su hermano Pascua regresó su atención al celular y leyó el mensaje recién llegado– Oye, no vayas a pensar mal de él. Así nos llevamos.

El de rastas al parecer dió la conversación y el juego por terminado porque toda su atención fue puesta en la conversación que tenía con Ferdinand por el celular, así que Confi se levantó de su lugar y empezó a caminar hacía su cuarto, jugando nerviosamente con sus manos.

Había momentos en los que una situación o frase se le impregnaba en la mente y no podia dejar de darle vueltas y este era uno de esos momentos, ese fue un comentario hiriente, lo veas por donde lo veas. Pero Pascua lo había permitido. ¿Y sí Pascua no lo reconoció como uno y por eso lo deja pasar? No, tal vez es tanta la confianza que se tienen que no pasa nada. ¿Debería tener una charla con Pascua por lo menos? Él reconoce los signos, tal vez... ¿y sí se lo toma a mal? ¿Y sí creé que lo está ofendiendo a él y a Ferdinand, a quien ni siquiera conoce?

Tanto pensamiento empezó a marearlo y tuvo que tomar asiento. Se restregó las palmas en el rostro y empezó a hacer ejercicios de regulación de respiración, seguro estaba siendo muy paranoico. Tomó su celular de la mesilla donde lo había dejado cargando y entro a Whatsapp.

Amortometro//Patín patán x ConfiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora