Tuvieron que pasar nueve horas para que el ambiente pudiera relajarse.
Durante esas nueve horas, Pascua se la pasó recorriendo toda su casa, incapáz de quedarse quieto.
El amanecer los sorprendió a todos sin haber dormido ni un poco durante la noche y posteriormente Willy hizo acto de presencia en la casa de rastudo. Cuando despertó en la mañana y no vió a su novia, el borroso recuerdo de la noche anterior lo atrajo.
Por su parte, Confi no se había movido. Lo máximo que había hecho fue aceptar un vaso de agua que se tomó a tragitos chiquitos. Aunque con la presencia de el enfermero, las cosas se calmaron un poco.
– ¿Puedes seguir la luz?
Willy movió una lamparita encendida a unos centímetros de distancia del rostro de el oji-azul, tuvieron que pasar unos segundos hasta que por fín el oji-azul comenzó a seguir la luz. No era una excelente señal, pero tampoco era mala.
Willy frunció los labios en algo que parecía que quería ser una sonrisa pero las circuntancias no le permitieron hacerla muy ancha. Se levantó del suelo y fué con Bibi y Patín, que miraban todo desde la mesa de la cocina.
– Ya bajó la sobredosis, pero sigue en un tipo de shock, no reacciona muy bien, pero al menos lo intenta. Yo lo interpreto como una buena señal.
Willy luchaba por ser positivo pero la realidad es que estaba muy complicado, un silencio pesado se apropió de la habitación. Nadie quería decir nada.
Mucho menos Patín, la culpa lo carcomía.
Se supone que iba a cuidarlo, se supone que iba a protegerlo, ¿¡Por qué entonces siempre terminaba haciendole daño!?
¿Acaso no era capaz de amarlo sin lastimarlo?
Amar debería ser cuidar la fragilidad de otro como la tuya, sí ni siquiera podía cuidar la suya y aparte hechaba a perder la de Confi, ¿así cómo pues?
El sentimiento de monstruo volvió a hacer que su pecho se sintiera pesado. Sin previo aviso, se levantó de la mesa y salió de la habitación apresurado, sus manos comenzaron a temblar.
– ¿A dónde con tanta prisa enano? – Pascua a duras penas esquivó al peli-verde cuando este pasó corriendo por el pasillo. Patín se terminó encerrando en el baño.
Vaya maña que estaba comenzando a adoptar con esto de querer encerrarse en los baños cada vez que sufría una crisis.
Se sentó en el suelo y las lágrimas no tardaron en salir. Quería gritar pero lo máximo que lograba era dejar escapar chillidos ahogados, sus temblorosas manos comenzaron a golpear su cabeza mientras más lágrimas rodaban por sus mejillas y su mente se llenaban de palabras hirientes dedicadas solo a él mismo.
Tonto.
Estúpido.
Imbecil.
Monstruo.
***
– ¿Y ahora? ¿Qué prosigue?
Los restantes del grupo habían salido de la cocina, todos intentando mantenerse tranquilos pero la realidad es que poco faltaba para un ataque de crisis colectiva.
– Yo te diré qué sigue, correr a ese pequeño engendro de mi casa.
– Pascua por favor... – Susurró Bibi
– No hablas en serio – Willy siguió a su novia, mientras levantaba una ceja.
– Tienes razón, de mi casa no basta. Lo quiero afuera de esta país, continente, planeta, galaxia, realidad y lo que le siga de eso.
Las voces amortiguadas de sus amigos se comenzó a hacer cada vez más y más lejanas, señal de que se alejaban y lo dejaban solo en la cocina.
Abrazó sus piernas con fuerza, intentando no sucumbir al pánico; ese simple movimiento le había costado siglos de esfuerzo.
En serio que lo había arruinado todo ahora sí, sí tanto se aferraba a mejorar, ¿Entonces por qué él mismo se terminaba sonsacando?
Las voces lejanas, más el cansancio, comenzó a hacerle doler la cabeza, con muchísimo esfuerzo, comenzó a inclinarse e intentar ponerse de píe.
Apoyado en la pared, comenzó a desplazarse; solo quería llegar a su cuarto, sin embargo, el dificultoso paseo se vió interrumpido cuando ruido comenzó a filtrarse desde el baño.
Agudizó el oido, sonaban a sollozos.
Se acercó al baño y de un simple empujoncito abrió la puerta, en el piso de loza se encontraba Patín Patán acuclillado y llorando, su rostro estaba oculto por sus brazos.
– ¿Patín...? – Susurró Confi y comenzó a acercarse, con cuidado para no asustarlo.
Se arrodilló a su lado, cuando intentó colocar su mano en el hombro de Patín, este se movió, encogiéndose más en su sitio. Patín rechazaba el contacto de Confi, pero este igual no se rindió y volvió a acercar su mano. De manera suave, comenzó a dibujar circulos en la piel y con el paso de los segundos, también agregó unas suaves caricias en el cabello verdoso y comenzó a acercarse más y más.
Sabía que Patín era el responsable de todo esto, que lo justo sería que Patín tuviera que enfrentarse al sentimiento de perdición que lo atormentaba y que él no estaba obligado a intentar calmar a Confi.
Pero igual así no quería dejarlo solo.
Lo confundía la verdad, lo confundía y mucho.
El llanto de el peli-verde comenzó a calmarse y Confi cerró los ojos, disfrutando de la calma y el silencio del lugar. Comenzó a tararear una melodía.
No recordaba dónde la había escuchado, era lenta y tranquila, como una canción para dormir, de esas que las madres le cantan a sus hijos pequeños cuando despiertan de una pesadilla y no se quieren volver a recostar.
Confi tarareaba y acariciaba el cabello de Patín mientras este se balanceaba al ritmo de la canción. Pronto ambos comenzaron a balancearse.
Patín descubrió su rostro, tenía los ojos llorosos y las mejillas rojas, pero ya no lloraba.
Confi seguía cantando, el eco del baño hacía sonar la melodía mucho más fuerte y clara. Era casi irreal. Los dos comenzaron a dejarse llevar por la música y ahí mismo, sentados porque ninguno se sentía con las fuerzas suficientes para ponerse de píe, comenzaron a bailar.
Cuando su pieza de música terminó, los dos rieron a carcajadas, Confi extrañó la sonrisa de Patín.
Sin embargo, justo en ese momento, la puerta del baño se abrió con brusquedad y un Pascua muy enojado entró al baño.
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Amortometro//Patín patán x Confi
Random(esto es una secuela, te recomiendo leer el primer tomo llamado "violentometro", puesto que se mencionaran sucesos que pasaron ahí) despues de darle el alta en el hospital, Patán se promete cuidar y proteger a Confi, quien apenas sale vivo de una r...