capitulo 20

107 3 0
                                    

-ven papi -me sonríe -vamos a tomarnos una foto juntos.

-si... Si mi niña.

Al llegar hasta el espejo sentía mi corazón latir a mil por hora. El sudor salía de mi frente, mi mano que sostenía el helado tambaleaba demasiado, y solo gritaba que esta tortura acabara.

-cariño ¿Pasa algo? -toca mi mano Elisa

-no nena -dije sonriendo.

Elisa tomo mi mano hasta llegar donde Elena se encontraba, tenía tanto miedo si tan solo pudiera explicar lo que es ver tu rostro pero sonriendo de forma macabra, entonces me entenderían.
Mantuve mi cabeza abajo tomando la mano de Elisa apretándola un poco, y del otro lado sentía la mano pequeña de Elena que me tomaba sintiendo su cálida piel dándome más tranquilidad.

-jeje papi sube la cabeza. -suelta la risa Elena hasta que con energías lo hice acabando está tortura horrible.

Subí mi rostro de nuevo poco a poco hasta que tuve mi rostro frente a frente con el sudor desprendiendo de mi frente más frío que el hielo, mis músculos sentía mis músculos apretar fuerte hasta que note que nada era diferente.
Era... ¡Era yo! ¡Yo nada más! Mis ojos, mi boca todo. Solo estaba Elena y Elisa mirándome dando una sonrisa tranquila. Yo comencé a sonreír más aliviado dando un suspiro largo tan relajado, posando para la foto juntos.

-Viste, todo está bien mi amor -me habla Elena caminando junto a Elena que brincaba contenta con su helado haciendo que mi corazón latiera tranquilo mirando una vez más el espejo que estaba todo en orden.

-tal vez.. -miro mi reflejo -tal vez tengas razón, no siempre estarás en todo momento. Te agradezco. -susurre mirando mi rostro que no cambiaba nada.

Más tarde

Todo el día pasamos en la plaza disfrutando de la felicidad que nos envolvía mirando a nuestra pequeña nena jugar, correr, brincar. Incluso hice varios vídeos de ella para recordarla toda la vida.

-¿Crees que Elena nos ame siempre? -me pregunta Elisa tomando mi mano.

-no tengo idea. -contesto mirándola que estaba en la fuente jugando sonriendo.

-es tan pequeña, delicada. -recarga su cabeza en mi hombro.

-lo se, es preciosa, nos enseño amar. Pero sabes... Tengo varios miedos por los que tenemos que estar listos.

-tienes razón. -aprieta mi brazo. -no quiero pensarlo -prosigue.

-¡Hija! -levanto la voz -¡Ven mi amor!

-dime papito -corre hasta nosotros.

-¿sabes que te amamos? -acaricio su pelo mirándola a sus ojos grandes.

-lo se papi -me abraza de cuello -tambien yo los amo. -me contesta con su voz chiquiada.

-ve a jugar un rato más. -le habla Elisa.

Elena se volvió para la fuente mirándola fijamente pensando en cómo será ahora mi vida teniendo la.

-amor -oigo la voz de Elisa.

-dime -la miro

-¿Seremos buenos padres?

-lo seremos, daremos todo por nuestra nena, le daremos esa vida que nosotros por desgracia no tuvimos.

-una familia unida. Fuerte, amorosa y fiel. -me responde con una sonrisa de oreja a oreja.

-asi es. Ya verás que saldremos juntos -tomo su mano.

-quiero que me des  un hijo, uno nuestro. -me mira con sus ojos profundos diciéndome de corazón que realmente quería uno, uno de sangre.

-tambien yo -pego mi frente a la suya. -pero es imposible. Sabes que... -me interrumpe.

-nunca lo menciones. -acaricia mi pelo. -ahora soy tu mujer, nada más eso, vamos a poder tener esa familia.

-tienes razón, tendremos esa familia. -contesto sonriéndole. -ve por la bebé, vamos a comer me muero de hambre.

-si mi amor. -me da un beso tierno en mi boca para ir con Elena que estaba en la fuente.

Me quedé pensando por un rato como Elisa jugaba, le daba besos abrazaba a Elena. Mis sentimientos los podía sentir dispararse de forma positiva, pero un miedo me envolvía sabiendo que nuestra tía tarde o temprano se enterará de todo esto. Me aterra pensar que dirá, o que pensamientos correrán por su mente saber que Elisa y yo nos enamoramos. Lo más seguro es que la desilusión llegara pero no quiero perderla como lo hizo con su pobre hijo que perdió.
Durante mis pensamientos sentí como una mano me tocó mi hombro por atrás dándome una calidez llevando mis preocupaciones.

-hump... -miro hacia atrás, solo para ver qué no había nadie.

En ese momento sentía una energía en mi espalda como si algo o alguien me estuviera mirando. Me puse nervioso pensando que era mi imaginación pero aún sentía ese cosquilleo en mi hombro.

-¿Black? -pregunto mirando a mi al rededor. -si eres tú... Puedes dejarte ver.

-aqui estoy -me responde a lo que giré con sorpresa mirando una pequeña silueta de el que apenas era visible que estaba detrás de mi tomando mi hombro

-apenas y te veo -respondo mirando con dificultad parpadeando.

-si, es mi energía te hablo desde otra parte, de un planeta muy muy lejos de la tierra.

-¿Pl-planeta? -abro mis ojos.

-si -me encuentro en mi planeta. Te hablo a través de la mente. Solo quiero que sepas que te cuido desde acá.

-planeta -susurro sorprendido. -pero dijiste...

-calma -aprieta mi hombro suave -poco a poco.

-gracias por hablarme, me haces sentir tranquilo.

-lo que necesites. Solo grita y estaré aquí.

-jeje, vale trato.

Una vez eso la energía de Black se desvaneció rápidamente hasta que el tiempo comenzó a caminar de nuevo, eso fue tan increíble ver cómo se paró todo por unos segundos que ahora todo está en orden, como si nada hubiera pasado. Eso me puso tan emocionado por saber más sobre Black, que cada día me sorprende más.

-mi amor -me habla Elisa -¡Vamos a comer!

-¡Si mi vida! -respondo corriendo hasta ella.

-¿Divertido mi Reyna? -cargo a Elena en mis brazos.

-si papi me divertí.

-ahora vamos a comer.

-si, mi hora feliz -contesta emocionada.

Tome la mano de Elisa caminando dejando una sonrisa en mi rostro que no podía pensar en todo lo que la vida me está dando, por fin me dan a manos llenas todo lo que tanto pedí.

Hermanos amadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora