Esclavos y Barranca Seca.

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"Ya saben el modo de ser libres. A ustedes les toca el de ser felices"

Agustín de Iturbide

Orígenes de la Décimo Séptimo Batallón del Noveno Ejercito y del Colibrí Norte.

San Antonio, Provincia de Texas.

John L. Ross

Yo nací esclavo en 1842 forzado a trabajar para una familia rica que solo les importaba mantener a su "propiedad" castigando si no éramos efectivos, pero evitando dañar por completo a su "propiedad", en 1861 hui con mi esposa y mi hermano de la plata de azúcar de Alabama. Durante un mes caminamos con miedo al oeste, evitando los caminos transitados, los cazadores de esclavos, viviendo y comiendo lo que podíamos, con un solo pensamiento en la mente buscando la libertad, el norte era imposible pasar sin ser visto por el ejército confederado, sabíamos que nuestra única salida sería al oeste al Imperio Mexicano para después ir al norte para volver a los Estados Unidos de América.

Al llegar a la frontera fuimos detenidos por tropas del ejército mexicano, sus uniformes de colores azules claros con blanco, ninguno sabíamos hablar el idioma español al final haciendo señas tratando de entendernos con los soldados hasta que empezaron hablar entre ellos y uno de los soldados nos hizo señas de que lo siguiéramos, nos guio al cuartel más cercano a unos kilómetros, al llegar vimos a casi veinte afroamericanos en el patio principal, junto a ellos una persona blanca con traje por un momento creía que era un comerciante de esclavos que fue llamado por el soldado ante esto platicaron los dos y este se me acerco.

De dónde vienen- pregunto en Ingles lo cual me sorprendió.

De Alabama, señor- respondí de forma intranquila temeroso.

De los Confederados o me equivoco- volvió a preguntar.

Si señor- respondí a lo cual observo al resto de mi familia.

Son esclavos- volvió a preguntar de forma cortada pero no sabía que responder dado que temía ser devuelto a los Confederados- mentir a un servidor del gobierno de su alteza imperial puede ser castigado con la muerte.

Si señor- respondí de forma baja mientras bajaba la cabeza, este solo nos mantenía observando.

Este grito a un soldado que se acercó y le empezó a decir varias cosas a lo cual asintió y fue a uno de los edificios cercanos este regreso con una barra de pan, el cual se lo dio.

Coman- hablo de nuevo el hombre entregando el pan- lamentamos no poder dar más, pero ustedes están en un pésimo estado de salud, si tienen sed pidan en el edificio de donde vino, no recibirán mucha. Mañana irán a San Antonio.

Señor- llame antes de que diera la vuelta- solo buscamos libertad ir a la Unión al norte.

Si buscan libertad, no es necesario ir al norte- respondió de una forma más carismática- Mañana irán a San Antonio, después decidirán si irán al norte.

Tras eso iniciamos una marcha en caravana hasta San Antonio fuimos llevados a la plaza central de la ciudad donde estaba más gente negra, en ese momento solo existía miedo, era el sentimiento de más de dos mil personas negras reunidas en la plaza central de la ciudad, eran familias reunidas bajo el duro sol del mediodía, ninguna familia conocía a la otra, ninguna familia venia del mismo lugar que la otra familia, pero todos teníamos el mismo pasado. Todos somos esclavos que huyeron del Sur.

Enfrente nuestro estaba un edificio, el ayuntamiento dado que encima estaba ondeando la bandera del Imperio. En la parte frontal estaban seis mesas cada una con un soldado detrás de ella sentados con varias hojas y un oficial que platicaba con otro soldado.

Diarios, Cartas y Memorias de un ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora