Secretos Comida y Destino.

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Todos ven lo que pareces ser, pero pocos saben lo que eres.

Nicolás Maquiavelo, El Príncipe (1532)

Novela Bibliográfica de Benito Juárez de 1990.

Castillo de Chapultepec, Ciudad de México.

5 de mayo de 1862. 10:00

Primer ministro Benito Juárez.

La emperatriz invito a todos los ministros al castillo para comer y tomar el té, pero todos sabíamos que era para tenernos cerca y evitar que hiciéramos algún intento de huida temprana de la capital por la batalla que se estaba llevando a cabo a casi ciento cincuenta kilómetros de la capital.

Todos estábamos en el comedor en el techo central un sencillo candelabro de hierro y una larga mesa para doce comensales, cada uno de nosotros estábamos parados en lo que daba la hora del almuerzo la emperatriz se encontraba sentada en la cabecera de la mesa, pero detrás suyo estábamos bajo la atenta mirada de un cuadro del emperador Agustín I, todos los ministros llevábamos un traje formal mientras que la emperatriz llevaba un vestido de color amarillo. Nadie era capaz de dar un comentario ante la tensión de la situación.

De pronto tocaron la puerta por lo que entro al comedor la sombra del ministro de Guerra, un hombre con patillas pobladas y largas llevaba un traje de oficial de color azul, el teniente que expuso el plan de la defensa del país, detrás de él le abrieron dos Guardias Águilas manteniendo una mirada estoica.

Telegrama de Puebla- anuncio mientras ponía el papel frente a el- En este momento que son las nueve y media de la mañana, tengo a la vista la vanguardia del ejército invasor y tengo formado mi campo a suburbios de la ciudad. General Zaragoza- tras anunciar su contenido lo entrego al ministro de Guerra.

Gracias Teniente- respondió la emperatriz mientras daba un pequeño asentamiento con la cabeza- se puede retirar.

El teniente le dio un saludo militar y volvió por donde vino mientras la puerta era cerrada por los Águilas.

Ministro de Guerra- llamo el ministro de Justicia Francisco Zarco un hombre de nariz grande y bigote además de llevar unos simples y sencillo lentes- de casualidad a descubierto la ubicación del traidor de Nepomuceno.

No, lo perdimos en Hidalgo hace dos días- respondió mientras le entregaba el telegrama al ministro Doblado- sabemos que iba acompañado de dos mil soldados, pero no creemos que intentara llegar a Puebla.

Como podemos asegurar que no participara en esta batalla- cuestiono el ministro de hacienda Echeverria.

Estaban a más de cuatro días de la ciudad- respondió mientras trataba de formular las palabras en su cabeza - si llegan causarían más problemas que soluciones a los franceses.

Estoy de acuerdo- afirmaba el ministro del Interior Ocampo- no podrán llegar ni siquiera a caballo.

Muy bien- respondió la Emperatriz mientras mantenía la vista en el telegrama que llego a sus manos- en un momento iniciara el almuerzo.

Continuamos la espera en silencio bajo algún comentario de cómo se estaba llevando una reunión en la cámara de representantes para crear los ministerios de Educación y del Ferrocarril como si nada estuviera ocurriendo, pero todos sabíamos que eran constantemente avisados por los soldados del Palacio de Iturbide, además que tras ser anunciado a la cámara es anunciado a la población civil.

Mientras empezaban a desplegar las bandejas de panes dulces y galletas tocaron de nuevo tocaron la puerta entrando el teniente, de con un nuevo telegrama.

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