Descontrol

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Raza, los amo jajajaja 

Y pos me disculpan, iba a meterle contenido adulto, pero lo dejamos hasta el siguiente capitulo xD





POV de Asahi

Volver a los orígenes significa volver al infierno. Sin embargo; no puedo dejar a Erina sola, mucho menos luego de que la actividad de los ángeles se ha vuelto más perceptible. Si la dejo, no será un querubín quien la atacaría, sino que... toda la escolta del arcángel de guerra.

Honestamente, estoy esperando el día en que Tsukasa decida bajar de su cielito azul ...solo para devolverle un poco de lo mucho que ha estropeado mi existencia.

En estos momentos necesito respuestas, aunque no pueda obtenerlas todas, usaré los recursos que tengo a mi alcance. Solo tengo un lugar y una persona en mente: Mana, la directora de Totsuki.

Nunca me hago ajeno a las acciones de Erina, si ella ha decido interactuar con aquella dama, entonces debe significar algo. A mí no me afecta estar en la Tierra tanto como Erina; los súcubos carecen de esencia y no son más que desechables, por eso desaparecen si se exponen tanto a la humanidad. Yo puedo pasar días, meses y años, sin perturbarme o perturbar a los humanos.

Es triste...Eso me hace recordar la fragilidad de Erina.

En estos momentos, me encuentro cruzando por los pasillos de la academia. Soma decidió quedarse en cama, luego de pasar una noche compartiendo su energía con Erina, el pobre había quedado agotado. Tengo que apresurarme y volver, todo es residual para Erina, no sé por cuánto tiempo podría quedarse activa y esperar a que le ataque algún querubín.

Además, temo no estar para ella y que caiga en la desesperación. El acercamiento de un humano no es lo único que le da energía a un súcubo...y sé que Erina no quiere llegar a eso.

Encuentro la habitación que sirve de oficina a la directora. Toco un par de veces, pero nadie atiende a mi llamado. Suspiro abatido por el hecho de saber que no hay nadie, aunque me niego a irme sin husmear un poco.

Estiro en mi cuello el pequeño cordón que cuelga de mí y tomo la llave que cuelga de este, es mi pequeño regalo de parte de Hisako: Una llave que abre cualquier cerradura. Si algo está sellado, cerrado, obstaculizado o cualquiera sea la situación, esta llave me permite el paso.

Esto solía pertenecer a la antigua brecha, Hisako no quiso tenerla una vez que le dieron el puesto, así que me hizo cargo de tal objeto. Uno diría que es imprudente de su parte, pero ella confía mucho sobre mí como para creer que la usaría de mala manera. Aunque me gusta eso, esta llave no puede abrir cualquier cosa...Aún recuerdo que Hisako me dejó malherido luego de que le pedí a la llave que le abriese las piernas.

¡No lo volveré a hacer!

Coloco la llave en la cerradura y veo como se acopla en un santiamén, giro hacia un lado y escucho el pequeño ruido que hace el cerrojo al desbloquearse. Me abro paso y, efectivamente, no hay nadie en la oficina. Al ver entre las paredes solo me encuentro con cosas inútiles; estantes con trofeos de los estudiantes, fotos de los graduados que pasan de una generación a otra y más cosas inútiles.

—¿Qué haces aquí?

Traspuesto el susto, me doy la vuelta para encarar a la persona que se ha atrevido a llamarme.

Al mirar, unos ojos color avellana me reciben con hostilidad. Tiene su arco y flecha en mano, lista para dispararme apenas tenga la oportunidad.

—Dame un respiro ¿Sí?— digo y ni siquiera consigue un balbuceo de mi parte, a lo mucho me lastimará, pero sabe que la mataré si intenta algo —Si me abres otro agujero, voy a profanar los tuyos— le amenazo, pero eso solo la hace estirar más su arco.

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