Traición, sin alma ni corazón

848 88 0
                                    

MANDY

Las horas pasan fugazmente con los malditos recuerdos de mi vida. La necesidad de olvidar mediante la cocaína ha estado martillándome la cabeza durante la frustración de estar aquí sin poder hacer nada. No me gusta estar encerrada ni mucho menos esposada. La libertad siempre ha hecho parte de mi vida, ahora me siento cautiva de un puñal profundo, que se hunde con fuerza muy lentamente. Mis pulmones necesitan un  poco del hechizo mágico de la droga.

—Mandy ¿Cómo estás? — escuché la voz de Mario a mis espaldas. Llevo todo el día en la misma posición desde que Dre se fue, el cuerpo lo siento entumido ya —. ¿Te sientes cómoda? El jefe no esta y me ha mandado a que te de comida. Ya sabes, un buen alimento para que no pierdas las fuerzas tan pronto.

Mis muñecas quedaron libres de las esposas y, me incorpore lentamente guardando la furia que tiene mi corazón adentro. La mirada que me dio no me gusto, pues nunca me había observado de esa manera tan extraña. Siempre fui una pequeña niña para él.

—Vamos, preciosa, no me veas de esa manera tan distante y dura. Todo lo hago por tu propio bien, prefiero tenerte de lejos, pero viva.

—Ahórrate tus falsas palabras de mierda, Mario — sonrió torcido —. ¿A que has venido]? Dudo que sea para darme de comer.

Sacó una pequeña bolsa de su bolsillo y la tiró sobre la cama. Mi corazón se quedó estáticamente quieto sabiendo y presintiendo que, ese polvo cristalino lo haría revivir en cuestión de segundos.

—Ahí tienes tu cena, eso es lo único que te hará sobrellevar todo esto, Mandy. El jefe te quiere mansita para él —ladeé la cabeza con una sonrisa maliciosa.

—No sabes cómo me place, sabes que cuando el alma se envenena solo quiere ver que sufras…

—Nunca he entendido esas frases tuyas, entre profundas y maquiavélicas a la vez — reí enarcando una ceja.

—Solo te puedo decir que cuando la sangre empiece a hervir en la caldera con furia y sin freno, serás el primero en caer mí querido Mario. La matancera quedará corta en tu cuerpo, guapo. Pero seria una muerte muy rápida; puesto a que me has traicionado, te llevaré al infierno traspasando cada uno de tus huesos, tan lento, que se van a desencajar de su lugar. Cada uno; uno por uno, hasta no quedar en nada.

Se me quedó viendo con los ojos entornados. Puedo ser dulce, fingir ser la mujer más estúpida cuando me enamoro. Mi mascara para conseguir lo que quiero está bien puesta en mi cara, No me ando con rodeos, cuando me declaran la guerra y la tracción, no dudaré lo ni un segundo para llevarlos hasta la muerte sin perdón ni piedad. Cuando el diablo se apodera de mi mente no hay quien me frene. Ellos han despertado ese diablo que trataba de dormir en calma, y que han despertado de forma errónea.

—Es una pena, mi reina. Escuché por ahí que tiene a tu noviecito en la casa de los menudos — apreté los dientes —, Ah, y con él, le acompaña Ariadna. Será un banquete digno de apreciar, ¿no crees?.

La sangre negra y espesa me nubló la mente. No puedo permitir que le hagan nada a ellos por mi culpa. Recordé el cuchillo que siempre cargo conmigo, cuidando mi pulmón a todo momento. De un rápido movimiento lo saqué de mi bota para dejar la afilada punta en ese cuello tan blanco y rico para ser rebanado. Presioné entrando de a poco la punta en su carne, la sangre no se hizo esperar. Podemos jugar, si quieren menudos, huesos, carne, y sangre; todo eso se lo daré a Dre. Después de todo fue lo que básicamente me enseñó a hacer para sobrevivir hacer,

—¿Con quién están? ¿Cuántos hay aquí? — tragó saliva haciendo un gesto de dolor en el rostro, Sus ojos rojos no delatan nada más, que no sea la misma sustancia que me envenena el alma.

—No sé cuántos hallan con ellos, Mandy. No seas estúpida y no cometas ningún error, sabes que Dre no te ha hecho nada, si no fuera porque intercedí por ti.

—Me vale puta madres lo que digas, no debiste hacerlo si no sabes de que lado va atravesar el puñal — rasqué mi rostro con fuerza, necesito descargar toda esta rabia, pero no puedo cometer errores ahora.

Mas vidas dependen de mí. Antes mataba por gusto y dinero, ahora me debo abstener para que otros no mueran. Maldición.

—Baja el cuchillo, reinita — el cañón de la treinta y ocho que le acompaña día y noche, hizo presión en mi vientre bajo —. Si muero te llevo conmigo, mi amor — descendió el arma hasta mi vagina, donde frotó con fuerza en aquella zona —. Pero primero probaré esto que tanto trae loco a mi hermano.

—Ni te atrevas a tocarme — rió apartando el cuello del cuchillo e inclinando su cuerpo hacia un lado —. Llegas a tocarme y…

—¿Y qué? ¿Acaso no era eso lo que buscabas de mí, Mandy? Que te diera toda mi exclusiva atención. Pues fíjate que ahora sí te me has antojado, no se puede negar lo evidente — de un rápido movimiento me tumbó en la cama de boca.

Cerré los ojos al escuchar como desagarró mi ropa con el mismo cuchillo que tenia en mis manos. El cierre de su pantalón sonó instantes después. Junto mis dos nalgas y posicionó su pene en la entrada de mi ano, tense todo el cuerpo de la ira. Sin previo aviso, entró el molde perfecto para hace piquete de restaurante. Sentí morir ahí mismo con cada estocada profunda, precisa y bruta que iba proporcionándome. Las lagrimas salieron de mis ojos en  silencio, hacia años no lloraba; hasta el más desalmado siente cuando ha perdido lo único puro y bueno que le quedaba en lo más recóndito de su putrefacta alma. Por más de que grité y tiré patadas, siguió desgarrándome sin ningún tipo pudor. El alma se ha envenenado mucho más, de lo que por sí ya está. El líquido emergió de si, para quedar enterrado en lo más profundo de mí. Nunca antes había sentido miles de cuchillos ser atravesados al tiempo en mi carne. Es cuestión de tiempo para que pueda saldar la cuenta pendiente que este repugnante traidor acaba de dejar en deuda. Sin alma y sin corazón es lo que siempre he sido yo. Esto no es más que una mala jugada que acaba de pasarme. Asimismo, como llegó, se fue, dejándome con el alma llena de veneno.

Peligrosa Atracción[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora