Peligrosa Atracción

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Mientras mi madre se había encargado en llamar una ambulancia para atender a Mandy lo antes posible, uno de los oficiales se agachó al otro lado pidiéndome que retrocediera un poco; colocando la palma de la mano en el pecho de ella, empezó a comprimir el mismo con fuerza y rapidez. El cuerpo de Mandy se movió hacia abajo según el oficial le realizaba la técnica. Seguidamente colocó una mano en la frente de ella, y ubicando dos de sus dedos en la punta de la barbilla, e inclinó suavemente su cuello hacia atrás. Pellizcó la nariz y colocó su boca sobre la de Mandy dándole respiración boca a boca. Mi madre se abrazó fuerte de mi brazo, rezando para que despertara pronto a lo que Hanna sostenía a Lidia entre sus brazos. No podía despegar mis ojos de los suyos, pues estaba muy ansioso por volver a ver esa mirada tan hechizante y atrayente que me cautivó desde aquella noche. Por más que intenté sacarme de la cabeza a esa mujer, no pude. Mi corazón no se halla en este momento. Había planeado decirle muchas cosas, pero siempre hay algo que nos impide hablar más allá.

El oficial volvió a hacer la misma técnica hasta que Mandy reaccionó vomitando de inmediato. El alma me regresó al cuerpo al verla que respiró dificultosamente, pero respiró. El oficial la colocó de lado inclinando su cabeza hacia abajo solo un poco.

—¿Cómo te sientes? — pregunté acercándome a ella. Sus ojos se hallan perdidos en algún punto cualquiera menos en mí —. ¿Mandy?.

—Lo mejor es llevarla a una clínica cuanto antes — dijo el oficial sosteniéndola —. Trata de cubrir su cuerpo lo que más puedas.

—Por supuesto — empecé a buscar que ponerle en el mueble —. ¿Pero ella está bien?.

—Se ve desorientada — entre el oficial y yo logramos colocarle un pantalón corto y una blusa de tirantes —. Daremos aviso a la Detective Miller — asentí acariciando suavemente su cabeza.

Estoy seguro que su estado se debe por las pastillas que tomó hace pocos minutos en el baño. No creo que un doctor recete tres de las mismas en una sola ingesta. Hanna me veía algo molesta desde el otro lado de la habitación, mientras mi madre me decía que todo iba a estar bien; que Mandy es una chica muy fuerte. Tampoco comprende que fue lo que le pasó, sí al llegar se veía muy bien.

Según llegó la ambulancia la montamos rápidamente en ella. Los paramédicos tomaron sus signos y con una manta la abrigué. Mi madre y Hanna se quedaron en la casa en la espera de Ariadna. Entre tanto susto, no le hemos avisado.

—Yo voy con ella — subí a la ambulancia y el oficial que le practico RCP subió tras de mí mientras el otro iba en la patrulla.

—Solo puede ir uno de ustedes — dijo la paramédica haciendo su trabajo rápidamente —. Lo siento, Señor, no puede venir con nosotros.

—Es por seguridad — avisó el oficial y no tuve de otra que ir en mi auto tras la ambulancia.

Cómo es que creen que se va a escapar estando casi inconsciente. Por querer hacer más por ella, he hecho todo lo contrario. Ella es muy especial para mí. Si bien su vida no ha sido color de rosa ni nada fácil; es por ello que he tratado de comprender el no querer abrir su corazón conmigo, pero no puedo negar que sus palabras me dolieron mucho y más al saber todo lo que he tratado de hacer por sacarla de ese infierno. Ariadna me ha dicho que su comportamiento estas dos ultimas semanas han sido de mucha ansiedad, debido a la falta de droga en su sistema. Me hace muy feliz saber que está poniendo de su parte para dejarla definitivamente, eso es lo que más deseo.

Al llegar a la clínica me quedé en la recepción junto al oficial ofreciendo los datos de Mandy, mientras los doctores se encargaban de atenderla rápidamente. La Detective llegó tiempo después con el abogado quien inmediatamente me interceptó. Se nota lo mucho que le preocupa lo que le suceda a Mandy.

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