Capítulo 3: Infiltrándose en el subsuelo

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*Max

A ver, ¿Por dónde empiezo? Recuerdo que después de intentar entrar por las buenas, es decir, tocando la puerta a la antigua, cosa que no funcionó, tuvimos que improvisar. Esperamos por cinco minutos y como nadie nos abría activamos nuestra conexión y en menos de diez segundos la puerta ya estaba abierta. Envolví mi mano con piedras del suelo y derribé la puerta de un solo golpe. Al entrar nos recibieron cinco Oscuros los cuales cayeron como moscas sin que nosotros usáramos nuestros poderes, demasiado.

Me sorprendió saber que Daniel era toda una maestra en artes marciales. Ni siquiera usó sus poderes y pudo vencer a tres hombres adultos sin esfuerzo alguno, por mi parte también pude vencer a dos hombres sin esfuerzo real. Llegaron otros tres desde el segundo piso, no duraron ni un minuto contra nosotros. Algunos aún seguían conscientes en el suelo, pero no podían moverse, Daniel aprovechó para preguntarles qué rayos pasaba en la ciudad:

- Hay un gran desequilibrio que viene de esta ciudad – Comenzó a decir Daniel con unos ojos fríos que daban miedo, me alegra que esté de mi lado.

- No sé nada al respecto – Respondió el hombre – Pero quizás pueda decírtelo si me das algo a cambio, favores por favores ¿Qué te parece?

- Claro – Dijo con una sonrisa malvada – Yo haré el favor de dejarte vivir y tú me dirás lo que quiero saber.

- No tienes las agallas para matarme – Ese tipo no sabe en lo que se está metiendo.

- ¿Sabías que el cuerpo humano es setenta por ciento agua? – Diablos, esto no me gusta para nada – Yo soy la Elemental de Agua y puedo sentir como tu sangre fluye por tu cuerpo – Hizo un gesto extraño con la mano.

Parecía una especie de titiritera y su mirada no reflejaba emociones, el hombre se puso pálido y comenzó a gemir con los ojos abiertos de par en par. A pesar de la escasa luz podía notar como empezaba a perder el color de su piel hasta que sus labios se volvieron azules. Finalmente Daniel lo soltó y el hombre pudo volver a respirar, su piel recuperó el color y las lágrimas comenzaron a salir sin control:

- Acabo de parar el flujo de sangre de tu cuerpo – Explico ella como si fuera una clase de biología humana – Si no me dices lo que quiero saber lo detendré permanentemente.

- ¡Está bien! – Dijo el hombre alzando las manos en señal de rendición – No sé mucho al respecto, solo soy un guardia, lo único que sé es que traen niños y adolescentes a este lugar para alguna clase de estudios, pero les juro que no sé de qué se trata – Estaba suplicando por su vida, incluso cuando varios de los suyos han matado a varios de los míos, esto es demasiado cruel.

- Muy bien – Le dio un golpe en la nariz con el dorso de la mano y el hombre quedó inconsciente, pero en lugar de dejarlo así creo una espada de hielo que estaba pegada en su brazo al estilo del Rev-9 de Terminator, no lo soporté más y la detuve antes de que se la clavara en el cuello.

- ¿Se puede saber qué haces? – Le pregunté confundido y molesto – Ya tenemos la información, vamos abajo a ver qué pasa ¡No hay que matarlo!

- Morirá de todas formas – Dijo como si nada – Cuando descubran que fracasaron, matarán a los sobrevivientes, es mejor que lo hagamos nosotros, así no sufren tanto.

- Déjalo ya – Dije para luego acercarme al sujeto – Hay más de una manera para despellejar a un gato.

Hice unas cuantas llamadas y en menos de media hora se llevaron a los guardias a un hotel al otro lado de la ciudad, no era manejado por la orden, pero había Iluminados hospedándose ahí, por lo que no debería de haber problema para vigilar a esos hombres:

Libro 4 | Saga Elementos | Tierra: El Hijo del GolemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora