Capítulo 20: Santa Mónica

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*Daniela

Cuando finalmente llegué a Santa Mónica sentí que me había parado en el camino de un gran tornado, podía sentir el frío que los Oscuros emitían en la ciudad, pero sobre todo sentía una fuerte turbulencia en el flujo de la Energía, no lo suficiente como para ser un Episodio de Desbalance, pero era bastante serio. Estoy segura de que he llegado al lugar correcto, pero por ahora necesito encontrar un lugar para pasar la noche. Mi reloj biológico se acaba de adaptar al horario de la ciudad y ya era bastante tarde, también me gustaría darme una ducha y relajarme, pero no tengo dinero así que me tendré que conformar con una banca en algún parque, o cuando mucho un buen lugar en la arena lejos de los cangrejos y gaviotas, lo último que necesito es otro cangrejo en el trasero o un par de gaviotas picoteando mis senos. Iba a terminar de salir del agua hasta que alguien me habló:

- ¿Eres una sirena? – Volteé a ver quién era la persona que me hablaba y me topé con una niña pequeña, era castaña, de ojos azules, parecía tener unos seis años y no parece estar usando traje de baño, así que no está aquí para darse un chapuzón nocturno.

- ¿Disculpa? – Le pregunté de manera dulce.

- ¿Eres una sirena? – Me volvió a preguntar lo que me causó una sensación de calor en mi pecho.

- Sí – Le dije finalmente – Soy una sirena a la que le gusta pasar tiempo en la tierra – Decidí mentirle un poco para mantener en secreto mis poderes y para no arruinar las ilusiones de la pequeña.

- ¡Increíble! – Dijo con un brillo especial en sus ojos.

- Dime ¿Qué hace una pequeña como tú en la playa tan tarde? – Le pregunté agachándome a su lado.

- Me pidieron que la esperara.

Y entonces aparecieron un chico y una chica, los cuales avanzaban hacia mí con paso resuelto. Por un momento pensé en ponerme en guardia, pero al sentir su conexión cálida me relajé un poco. El chico avanzó hacia la niña para darle unas palmaditas en la cabeza para luego sonreírle:

- Gracias por hacerme este favor, Rose – Le dijo y la niña después dio un fuerte bostezo y empezó a rascarse los ojos – Ven – Y la cargó en brazos para después comenzar a arrullarla un poco – Mañana te compraré el helado que te prometí, pero vamos a dormir ahora – Entonces la chica volteó a verme.

- Eso te incluye a ti, Daniela Chase – Me dijo con una sonrisa de diversión en su rostro.

- ¿Por qué debería confiar en ustedes? – Le pregunté confundida.

- Para empezar: Porque somos Iluminados y ahora mismo los únicos que te pueden conseguir una cama cómoda en un bonito hotel de lujo – Explicó con un tono sarcástico y relajado – Y porque Elena nos pidió este favor – Y ahí supe que tenía mucho con lo que ponerme al corriente.

- Antes de que entres al hotel necesitamos que te pongas esto – Y me pasaron un estuche que tenía un par de lentes de contacto en su interior, eran de esos lentes que simulan un color diferente de ojos, pero estaba muy oscuro como para saber cuál era – Nuestros jefes no saben que te estamos ayudando y queremos mantenerlo así – Explicó el chico con la niña aún en brazos.

- De acuerdo – Dije para después ponerme los lentes – Pero mañana quiero respuestas a todas mis preguntas.

Me llevaron a un hotel bastante grande junto a la playa y me consiguieron un cuarto adicional, ahí entendí que se trataba de un hotel manejado por los Iluminados y por lo que veo esos dos chicos que me recibieron en la playa son pareja. Parece que usaron como excusa para conseguir el cuarto que habían discutido y querían un poco de espacio y para nuestra suerte el recepcionista se lo creyó. Cuando se giró para buscar la llave del cuarto yo me escabullí por el pasillo hasta llegar al elevador, al cual llamé nada más llegar al botón. Los chicos finalmente llegaron junto a mí y me entregaron una tarjeta, me explicaron que las puertas usaban cerradura electrónica y esas tarjetas eran las llaves.

Libro 4 | Saga Elementos | Tierra: El Hijo del GolemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora