13. La noche más larga de mi vida.

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*Cuatro*

Cara ya suministró en las bebidas el suero de la paz, todos están en la sala de control más relajados y distraídos de lo normal, pero la seguridad fue aumentada, hay más guardias de seguridad de lo esperado. Estos están pendientes de los movimientos de todo el personal.

Para  pasar desapercibidos Cara me coge de la mano, para posteriormente abrazar  mi cintura, estrechando se a mí. Creo que intenta simular que somos una pareja o algo así. Finalmente al captar la idea, le sigo el juego, paso mi brazo por los hombros de Cara.

La cercanía del cuerpo de Cara ajustándose al mío me perturba, todo mi cuerpo está en estos momentos en pura tensión  –“Tobias trata de no pensar demasiado”- me digo a mi mismo, al fin y al cabo debemos  pasar la barrera de seguridad hacia la salita de ordenadores. Matthew, Tris y Caleb necesitan que consigamos que no les descubran.

Mi sexto sentido trabaja a marchas forzadas, algo ocurre porque los guardias van armados hasta los dientes, están alerta, por lo que no será fácil.

Cuando cruzamos justo por delante de los guardias, Cara se acerca a susurrarme algo, pero no dice nada solo roza sus labios con los míos suavemente fingiendo besarme y riendo sonoramente, intenta que pasemos por una pareja que solo quiere diversión. Cara sonríe y guiña uno de sus ojos a los guardias. Intento mostrar me relajado y tranquilo. Sé perfectamente que para entrar a un lugar prohibido solo se requiere actuar con normalidad y confiar en uno mismo. Cara lo está haciendo muy bien, actúa de forma muy natural, para nada forzado, quizá demasiado real. Eso me da que pensar.

Ya llegamos a la sala de ordenadores que en estos momentos está desierta y Cara se acerca al ordenador de uno de los numerosos escritorios, para introducir las instrucciones necesarias para dejar sin iluminación las zonas cercanas al laboratorio de armamento.

Pero la alarma de aviso de inicio del procedimiento de cierre de emergencia comienza a sonar por todas partes abruptamente.

Miro a Cara que a su vez me mira con una expresión de alarma, necesito tranquilizar la.

-          Cara sigue con lo tuyo, si vienen yo me ocupo.- asiente con la cabeza y sigue con su mirada en la pantalla del ordenador.

-          Casi lo tengo, pero las medidas de seguridad en el sistema también se aumentaron. Parece que hay nuevas contraseñas para acceder a la autorización, pero conseguiré saltar las.- Lo dice más para ella misma que para mí. Pero agradezco la información.

Cara está peleando con el sistema des de hace rato y unos guardias se acercan peligrosamente a nuestro puesto.

-          Cara si me pasa algo, esconde te bajo la mesa y no salgas hasta que haya terminado todo.

Le digo con voz severa, no admito se cuestione mi orden en lo que se refiere a su seguridad.- Se acercan dos guardias prepara te – le digo esta vez con voz calmada y baja.

Los guardias portan sus armas desenfundadas y apuntando, como si  buscaran un objetivo. En cuanto los tengo a tiro no lo pienso, disparo al brazo de cada uno de ellos, sus armas caen al suelo. Luego disparo a las piernas para que no puedan escapar, evito disparar a sus órganos vitales. Lo hago de forma automática, mis sentidos, mis músculos, mi respiración todo mi cuerpo trabaja tal y como me enseñaron en Osadía. Sesgué tantas vidas que ya forma parte de mí, sin culpa, sin remordimiento, pura supervivencia. El pasillo queda despejado por el momento.

-          ¡Ya lo tengo!- grita Cara desde su puesto. Se levanta y corre hacia mí. Salimos por el pasillo a toda prisa, hay al fondo mucho personal corriendo nervioso, es el caos. Nos mezclamos entre ellos y veo como más guardias corren hacia el lugar donde se generaron los disparos, pasando de largo de nosotros.

TRIS: Confidencias de una DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora