6. El deseo

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Aviso: este capítulo es de contenido erótico y lenguaje explicito.

*Tris*

La angustia tan grande de hace un momento desaparece y deja paso a una urgencia desesperada por demostrar le cuánto lo amo. Nos quedamos mirándonos el uno al otro como embobados, el ambiente se va cargando, casi saltan chispas, sin que ninguno diga nada, solo mirándonos.

El deseo por Tobias me domina, incendia todo mi ser, me roba el aliento. Veo mis reacciones reflejadas en sus ojos.

Me coge por las caderas y me atrae hacia él, mientras yo hundo las manos en su pelo y su boca me reclama y su lengua encuentra la mía. Con una de sus manos me sujeta por el pelo mientras nos besamos apasionadamente.

-Te deseo Tobias- le digo contra sus labios.

- Y yo a ti.- me dice con voz ronca y reprimiendo su sonrisa.

Me coge en brazos en una rápida maniobra y me lleva sin aparente esfuerzo al cuarto donde nos entregamos la primera vez que se encuentra a unos metros por este mismo pasillo.

¡Madre mía!, se quita la camiseta en un abrir y cerrar de ojos. Él sonríe sin apartar sus ardientes ojos de mí, mete el dedo índice en el escote de mi blusa y tira hacia él.

Con cuidado, apoyo las manos en sus brazos para mantener el equilibrio. Me saca la blusa por encima de los hombros y la deja caer en alguna parte. Tobias se inclina hasta la cintura de mis pantalones y desabrocha el botón y baja la cremallera. Le brillan los ojos en la tenue luz de la estancia, separa los labios para respirar entrecortadamente. Se acerca a mi cuello inclinándose sobre mí, e iniciando un rastro de besos suaves y cariñosos por mi garganta abajo.

El sonríe tímidamente antes de dejarse caer de rodillas ante mí. Mete los pulgares en mis pantalones y me los quita con cuidado por las piernas, pero me doy cuenta que a la vez está arrastrando conjuntamente mi ropa interior y siento mucha vergüenza por dejarme completamente desnuda, pero en realidad pienso que es absurdo mostrar me vergonzosa, porque yo le entrego todo de mí, igual que él. Quiero que me haga el amor.

Cierra los ojos y comienza a deslizar su rostro contra mi cuerpo, rozando mi piel contra él, en una dolorosa caricia que me hace estremecer de pies a cabeza. Lentamente saca mi ropa y yo me muevo para sacarla por mis pies. Suavemente con sus manos acaricia mis muslos y se va incorporando, sigue acariciando me, deslizando su rostro a lo largo de mi cuerpo pero ahora asciende con cortos y lentos besos húmedos, inhalando mi olor.

¡Dios!, me está matando de excitación.

Cuando su cara está a la altura de mi sostén lo desabrocha y lo retira lentamente, sus manos están ahora ancladas firmemente por mis glúteos y comienzan su ascensión hacia mi espalda acariciando me. Tiene su cara hundida en mi pecho, siento su aliento contra mí. Se acerca acariciando con sus labios cada uno mis senos, que responden al roce de su piel instintivamente.

Finalmente se incorpora del todo y me besa en los labios, mordisqueando mi labio inferior.

Quiero devolver le las maravillosas sensaciones que me hizo sentir, así que me inclino sobre él y empiezo a acariciar su torso desnudo, la suavidad y calidez de su piel es exquisita, todo él esta esculpido duro y suave a la vez. Desabrocho el botón de sus vaqueros y bajo la cremallera, puedo notar su erección bajo el tejido. Lentamente me deslizo hacia su pantalón dando pequeños besos recorriendo las líneas de su musculatura, hasta quedar arrodillada a la altura de sus vaqueros. Hago exactamente lo mismo que hizo él, me pongo de rodillas ante él y con los dedos temblorosos y un poco más de torpeza en mi caso, tiro de su ropa hacia abajo, liberando su erección.

Uau... todavía no puedo evitar seguir sorprendiendo me.

Da un paso a un lado para quitarse la ropa que le queda. Mis manos se deslizan por sus caderas ya de subida mi rostro sube contra su cuerpo rozando mis labios húmedos contra su miembro. Noto como se tensa y respira con dificultad. Sigo ascendiendo de nuevo por el camino que conozco de memoria en pequeñas caricias con mi lengua, hasta que nuestras bocas se vuelven a juntar.

Tobias me coge por las caderas y me eleva, instintivamente mis piernas le rodean su cintura, le sujeto fuertemente por el cuello liberando así sus brazos, me rio nerviosamente, el también me sonríe mientras me transporta hacia el sofá se flexiona levemente para recoger sus pantalones y saca de un bolsillo un preservativo que se coloca hábilmente mientras yo le vuelvo a besar fervientemente enlazada a su cintura.

Le deseo tanto.

Me mira y me recuesta inclinándose en el sofá, lentamente se arrastra sobre mí, besándome al hacerlo. Besa mis pequeños pechos, mientras yo respiro con dificultad.

- Eres una Diosa Tris. - Me dice admirando me. El siempre sabe subir me el ego cuando me ve dudar y lo beso con mayor profundidad.

- Te quiero Tobias. - le digo sin apartar la mirada y separando más mis piernas para encajar con él, se hunde en mi interior lentamente, cierro los ojos, deleitándome en la lentitud, en la sensación de su posesión, quiero unirme a él. Él se retira suavemente y vuelve a colmarme muy despacio. Mis dedos se abren paso hasta su pelo suave y castaño acariciando lo lánguidamente.

Noto cada fibra de su cuerpo trabajar en unísono armonía sobre el mío, cada vez su ritmo es más rápido. Yo empiezo a acelerarme, mis piernas se tensan debajo de él y estallo en un millón de pedazos en torno a él, y él me sigue a un ritmo castigador.

Se derrumba encima de mí, hundiendo la cabeza en mi cuello.

Cuando recobro el sentido, abro los ojos y alzo la mirada a la cara del hombre que amo. Tobias tiene una expresión serena y tierna. Frota su nariz contra la mía, besa mis labios con dulzura y se coloca a mi costado.

Me coge por la barbilla y me besa con fuerza. Un beso apasionado y suplicante.

- No vuelvas a dejarme- me implora mirándome con seriedad a lo más profundo de mis ojos.

- Vale- murmuro y le sonrío.

Él me responde con una sonrisa deslumbrante de alivio. Que derretiría el más frío de los inviernos de Chicago.

TRIS: Confidencias de una DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora