17 - Muñeca fracturada

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~• Jack •~

No puedo dormir más, desconozco el por qué. Son las dos de la mañana cuando decido dejar de pretender y salgo de la cama, con sumo cuidado para no alertar a Maggie; no puedo soportar sus cuestionamientos en este momento. Siento el estómago revuelto, náusea. Me dormí a eso de las doce y todavía no tenía noticias de Krista, mientras que Eric debió olvidar su teléfono, como de costumbre. Sé que no me corresponde preocuparme... ¿O sí? No sé hasta dónde llegan mis atribuciones como pareja de Krista, ni siquiera estoy seguro de que pueda llamarme su "pareja". No lo hablamos, aunque algo cambió.

Podría considerar una victoria personal del crecimiento emocional el hecho de haberme declarado un perdedor, regresar arrepentido a lo que me lastima y haber relajado mi postura al respecto, pero todavía no estoy seguro. Lo que sí es seguro es el hecho de que Krista ya no quiere someterse ante mis caprichos y que siguiendo su ejemplo, Eric ya ha tenido suficiente de mí. No está mal, aunque me duela. No puedo evitar sentir celos y todos los malos sentimientos que estos desatan al pensar en la posibilidad de que se vean a solas, no solamente porque delata mi falta de poder en una situación que me gustaría manejar, sino porque si comparamos el tiempo que él puede darle, con el que yo puedo, salgo perdiendo.

Y no obstante, mi corazón se agita cuando Krista me mira, de una manera que no me miraba antes y que sin embargo tiene mucho que ver. El sentimiento se ha transformado y ha crecido, sé que me quiere como ya la quiero a ella, y honestamente ya no me afecta tanto que mire a Eric de la misma manera. Mientras navego en Netflix en la iPad, sentado en la sala en medio de la oscuridad, pienso que el mayor problema es que comencé a ver a Eric como mi enemigo. Que perdí la cabeza en un momento de obsesión exacerbada por mi ego de macho, y me volví en contra de él. No me arrepiento, y tampoco pienso cambiar la rivalidad que por naturaleza tenemos. Cambiar mi competitividad sería pedir demasiado, pero puedo tratar... De controlarme.

No obstante, esto no se trata de poder. Tengo un mal sentimiento cruzado en el pecho, y ya ni siquiera me siento cansado o con sueño, sino preocupado. Me irrita, a decir verdad. Porque sé que lo más probable es que Krista me esté aplicando "La ley del hielo" porque le grité, pero Eric no está disponible para sacarme de las dudas y tranquilizarme al confirmar que nuestra mujer llegó sana y salva a su hogar después de que la dejamos en casa de su amigo malviviente, en un barrio nada bonito. Debí aferrarme a llevármela, dejar el ego atrás y pedirle que fuera con nosotros, pero pensar en hacer cambiar de parecer a Krista es risible en sí. Se hubiera reído en mi cara, dejándome ver como el tonto que soy por ella.

¿Y si llamas a Rebecca?

Eric me dijo que estaría con ella, ¿Cierto? Pero ¿Qué tan enfermo me vería al llamarla a ella para comunicarme con Eric, en un momento en el que probablemente están follando? Dejo el iPad sobre la mesita y tomo mi teléfono, actuando por puro instinto, ya no porque no pueda dormir, sino porque no puedo concentrarme en nada más. Voy a mi estudio, cierro la puerta suavemente y vuelvo a mirar los mensajes que le he enviado a Krista, comprobando que ni siquiera los ha visto. Mierda, el mal sentimiento es real y las náuseas empeoran. Decido llamar, para ver si en un momento de debilidad decide contestar, pero tras unos cuantos tonos solo me responde el mensaje automático de su buzón de voz.

"No puedo contestar ahora pero deja un mensaje" exclama la suave voz de Krista escuetamente, seguido de una risilla que se corta.

Estoy tentado a colgar, pero necesito hablar con ella.

—Krista, solo —inicio, bajando la voz hasta un murmullo que apenas puedo escuchar—... Solo quiero saber que estás bien, yo —me detengo otra vez, cerrando los ojos como cierro el puño que no sostiene el teléfono. Me siento molesto y frustrado, pero más angustiado que cualquier otra cosa—... Estoy un poco preocupado y sé que te burlarás de esto en cuanto escuches el mensaje... Solo da señales de vida, ¿Sí? Lamento haberme comportado así.

DollyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora