CAPÍTULO XIX

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Ya iban de camino a la mansión Antares, todo normal y todo tranquilo. Camus estaba nervioso y Milo igual, pero el ego hacia que nadie lo notará.

Degel y Kardia los invitaron a pasar, se sentaron en los sillones blancos de porcelana y empezaron a charlar.

Kardia: Milo, pensé que estabas en la empresa

Milo: Bueno, este, tenía algunos asuntos que atender acá

Degel: ¿Y Camus también? -volteo a ver a su hijo

El nombrado no se había dicho ninguna palabra, pero ya no podía más y grito a los cuatro vientos lo que tanto le entusiasmo.

Camus: ¡Milo y yo estamos embarazados! -grito, a Antares menor le pasó una corriente eléctrica por su cuerpo.

Que extraña forma de decir que Camus tendría una sandía en su vientre y que los cuadritos del abdomen de Milo no se movería ni un solo milímetro.

Los padres de ambos abrieron sus ojos como platos. Un silencio incómodo se centro entre ellos. Camus estaba muy feliz, pero al no oír las felicitaciones empezó a ponerse triste.

Camus: ¿No les alegra? - su voz se escuchó como el de un niño regañado

Kardia: Milo -volteo a verlo con una aura roja a su alrededor.

Milo: ¿Si? - pregunto casi temiendo por su vida

Kardia: Al despacho, ahora

Esto se estaba calentando, casi en modo chibi se fueron al despacho. Nadie sabría lo que pasó allá adentro.

Camus solo esperaba la regañada de su padre. Este se acercó y se sentó al lado de su hijo, tenía un rostro serio pero luego sonrió.

Camus: ¿Padre?

Degel: Mi niño ya está creciendo - no dudo en abrazarlo, el de pelo aguamarina correspondio el abrazo - ¿Desde cuándo?

Camus: Hoy lo supimos -se separaron

Degel: Estoy algo confundido porque no sabía que ya habían tenido relaciones -hablo, Camus se sonrojo

Camus: B-bueno, paso lo que tuvo que pasar

Degel: ¿Te sientes feliz con esto?

Camus: ¿Que? ¡Claro! Me llena de ilusión tener a un pequeño humanito dentro de mi

Claro que sí, ¿Cómo se sentirá tener a una bolita pequeñísima en tu vientre y que crecerá y se volverá en alguien? Es algo muy complicado de explicar, pero Camus estaba seguro de que afrontaría las cosas.

Degel: Me siento feliz por ti hijo, eres mayor de edad y se que sabrás manejar esto con calma

Camus: Milo me ayudara en todo este proceso -hablar de su pareja le hacía tanta ilusión (-hay a quien no-)

Degel: Ahora falta que Kardia lo acepte- ambos voltearon a ver al despacho.

De ahí solio un Kardia muy feliz alborotando los cabellos de su hijo.

Ambos se acercaron cada quien con su pareja.

Camus: ¿De que hablaron? - Pregunto curioso, algo que no era típico de él

Milo: B-bueno...

"Kardia: ¡Picaron! ¿Cuando que no me habías dicho?

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