MI FRÍA BEBIDA.

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Las puertas de aquella prisión se abrieron lentamente, los guardias vigilaban bien así que no había problema.

Se sorprendió bastante al ver quién había aparecido para verlo.

¿?: Camus... – vio como el nombrado se sentaba frente a él – No esperaba tu visita

Camus: Ni yo Kanon – no le quitaba la mirada de encima

Kanon: Y amm.. ¿Que ocurre?

Camus: No me alegro de que estés aquí, ni mucho menos lo esperaba puesto que nadie se merece esto

Kanon: Doy gracias por tu lastima pero-

Camus: No es lastima, es la verdad.

Kanon: Entonces... ¿Solo haz venido a decir eso? ¿Al menos Milo sabes que estás aqui?

Camus: No tienes derecho de pronunciar su nombre – cerro sus ojos– Milo Antares, mi prometido tiene a alguien a aquí en amar y ese soy yo – se levantó de la silla– No quiero sonar egoísta pero él solo es mío – se dió la vuelta para salir de aquel cuarto.

Kanon lo hizo detener su caminata con unas palabras.

Kanon: Hazlo feliz, no quiero que seas un idiota como yo – sonrió melancólico

Camus no dijo nada más y salió de aquel lugar dejando al preso con los ojos cerrados y manos con esposas.

Kanon: Ahora me convertí en tu pasado...






Pasaron los días muy rápido.

Su hogar lleno de amor que brillaba con una luz tenue de pequeñas luces, ambos abrieron la puerta mostrando algunas velas prendidas.

Hace horas atrás unieron sus vidas con un "si" frente al altar, sus manos con anillos de juego y con el mismo apellido para siempre.

Milo cargo a Camus en modo princesa dirán por hay, cerro la puerta con llave para llevarlo a las escaleras y subirlo a la habitación.

Lo bajo en la puerta, Camus vio en el piso un hermoso "Te amo" con rosas rojas.

Sonrió más enamorado que nunca, tomo la mano de su ahora esposo para sentarlo en la cama, él se quedó parado frente a Milo, dió un largo suspiro.

Se quito el chaleco blanco que llevaba, lentamente desabrochaba su camisa con tanta sensualidad mordiendo su labio inferior, cuando al fin pudo sacarse aquella prenda noto como Milo no le quitaba la mirada.

Con esa mirada tan lujuriosa se acercó a una pequeña botella de vino de la marca Antares, lo sirvió en una sola copa, vaciló con aquella copa para acercarse a Milo, este lo tomo de la cintura, beso su abdomen logrando sacarle un suspiro.

Milo no dudo y con cuidado colocó a Camus en la cama, tomo aquella copa y lentamente colocaba un poco en el cuello y clavícula del aguamarina. Puso la copa en la mesita de noche para por fin probar aquel manjar delicioso.

Un beso en el cuello, una lamida en la clavícula.

Milo: Me siento el hombre más afortunado – dió otro beso– Sabes delicioso.. – susurro al oido

Camus sintió una corriente eléctrica en su cuerpo al escuchar aquello, los suspiros y pequeños gemidos salían de su boca al sentir como el vino Recorría su cuerpo y consigo la lengua de Milo, sintió como este se alejaba, lo vio acercarse a una mesita y tomar un plato. Sonrió al ver lo que contenía.

Antares puso un cubo de hielo en su boca, se acercó a la boca de Aquarium para poder besarlo con ese toque de frío y el hielo descongelandose en sus bocas.

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